No dudé ni un momento en hacerme con la nueva edición en 4K que se ha editado de Cobra, el brazo fuerte de la ley (Cobra, George P. Cosmatos, 1986). Una película esencialmente ochentera, que no se podría haber hecho en ningún otro momento en el tiempo, el tipo de película que Frío como el acero (Stone Cold, Craig R. Baxley, 1991) intentaba emular, que siempre había disfrutado de principio a fin. Sin embargo, al volver a verla ahora, en el actual clima político, he de admitir que me ha preocupado cómo la podrían interpretar las nuevas generaciones.
Cobra nace cuando se estaba poniendo en marcha la producción de Superdetective en Hollywood (Beverly Hills Cop, Martin Brest, 1984). Los productores, teniendo en cuenta que era una superestrella en ese momento, le ofrecieron el proyecto a Sylvester Stallone para que lo protagonizara. Stallone, como es habitual en él, cogió el guion y lo reescribió a su gusto. Los productores vieron que Stallone se apartaba demasiado de la comedia de acción que tenían en mente así que decidieron retirar la oferta. Pero no fue una pérdida de tiempo, ya que es durante la rescritura del guion que Stallone crea a Marion "Cobra" Cobretti.
"Marion" era el nombre real de John Wayne, un homenaje que indica el tipo de héroe que quería crear Stallone. Decidido a no desperdiciar el trabajo que había hecho, Stallone se hizo con los derechos de la novela Fair Game, escrita por Paula Gosling, para aprovechar lo que había hecho para Beverly Hills Cop en una nueva película (la misma novela sería luego la base de Caza legal [Fair Game, Andrew Sipes, 1995], el debut en el cine de Cindy Crawford). Así crea una historia sobre un policía rebelde que sigue sus propias normas, Cobra es el policía que llaman para solucionar los trabajos que nadie quiere. Cobra es asignado para proteger a Ingrid Knudsen (Brigitte Nielsen), la única testigo que puede reconocer al líder de un culto de asesinos que se dedica a cometer asesinatos y crímenes por toda la ciudad. Cobra debe enfrentarse a un ejército de asesinos para protegerla.
La mayor influencia sobre Cobra es la saga de Harry, el sucio, que por entonces iba por la cuarta entrega. El film arranca con un monólogo similar al que hay al inicio de Harry, el fuerte (Magnum Force, Ted Post, 1973) y en el reparto de Cobra nos encontramos a Reni Santoni y a Andrew Robinson, ambos con papeles importantes en Harry, el sucio (Dirty Harry, Don Siegel, 1971). Harry, el sucio nace en un momento social muy específico: por un lado, se tenía la sensación de que el crimen estaba fuera de control, especialmente alto en Nueva York, entonces una ciudad al borde de la bancarrota, y, por otro lado, hacía unos pocos años que se habían empezado a usar los derechos Miranda durante los arrestos. Aquí nace la idea de que los jueces dejaban libres a los criminales para hacer lo que quisieran y los ciudadanos sufrían las consecuencias con las calles llenas de malechores.
Las cosas habían cambiado bastante para cuando Cobra llegó a las salas de cine a mediados de los 80 del siglo XX. Pero era un momento en Estados Unidos en que imperaba la mentalidad conservadora, que gustaba mucho de propagar la idea de que los criminales tenían excesivos derechos. De hecho, se menciona en la película que los jueces dejan libres a los criminales que los policías detienen. Cobra es el medio por el cual Stallone lanzaba estas ideas, creando un policía invencible que, además de contra los criminales, debe luchar contra las normas que intentan atarle de manos. Por supuesto, esto funciona dentro del universo de la película ya que nos presenta una ciudad bajo el dominio del terror de los criminales, en el que la policía está liderada por incompetentes y chupatintas que se preocupan más por los derechos de los criminales que por los ciudadanos. Es una fantasía que hace aceptable la existencia de un policía como Cobra y que sea el héroe de la historia.
"Fantasía" es, precisamente, una palabra que define muy bien esta película. El primer montaje duraba aproximadamente 130 minutos, que luego se recortaron a 120 minutos. Para competir en taquilla, el estudio y Stallone reeditaron la película, que, sumado a los cortes para apaciguar a la censura, dejó el film en los 87 minutos que dura en la actualidad. Esto exigió muchas de las escenas que explicaban la trama y desarrollaban a los personajes quedaran fuera. Algo que en otras películas podría haber sido un detrimento, aquí funciona a su favor. El film fue concebido como una película de acción, pero se añadieron elementos propios del cine de terror y comedia, creando una extraña mezcla de géneros que va muy bien con el frenético montaje.
Estas son las razones por las que fui siempre un fan de Cobra. Lo que me ha hecho verla de distinta manera es que ahora mismo la ultraderecha está al alza, especialmente entre los jóvenes que se tragan sin cuestionar la basura misógina y racista que sueltan "bros" fachas por internet. Es un contexto en el que es más difícil de disfrutar con la película, cuando hay gente que realmente piensa como los personajes que aparecen en ella, tanto el protagonista como los villanos que buscan crear un "mundo nuevo". ¿Deberíamos castigar a la película porque hay espectadores hoy día que serían incapaces de verla como la fantasía que es?
Es algo a lo que le daba vueltas tras ver la película de nuevo, en delicioso 4K. Reflexionando también mientras le daba forma a este artículo he llegado a la conclusión de que la existencia de la ultraderecha, por muy deleznable y vomitiva que me parezca, no debería robarme de poder disfrutar con este clásico. Al fin y al cabo, siempre ha existido esta escoria, solo que ahora es más vocal y ruidosa. Pero no será eterna como lo es Cobra.