25 abr 2025

La épica saga de Harold y Kumar

 

Nota: los comentarios sobre la trilogía de películas que aquí se tratan se han hecho a partir de las versiones extendidas sin censurar que aparecieron en Blu-ray en Estados Unidos.

 

Mucho se ha escrito y comentado sobre el regreso de los slashers a la gran pantalla a mediados de los 90 del siglo XX gracias al éxito de Scream: Vigila quién llama (Scream, Wes Craven, 1996). Pero al final de la década de los 90 y durante los primeros años del siglo XXI, también regresó otro género que predominó originalmente durante la década de los 80 del siglo XX. El éxito de American Pie (Paul Weitz, 1999) trajo de vuelta la comedia destripada y obscena, con abundancia de chistes sexuales (y los correspondientes desnudos gratuitos) y algunos toques de escatología.

Este estilo de comedia arrancó en Estados Unidos debido al éxito de Desmadre a la americana (National Lampoon's Animal House, John Landis, 1978) y Porky's (Bob Clark, 1981). El enorme éxito de estas películas provocó toda una serie de producciones que buscaban tener el mismo éxito. Algunas se han convertido en clásicos como las dos mencionadas o Aquel excitante curso (Fast Times at Ridgemont High, Amy Heckerling, 1982), y otras de éxito menor que también tienen sus fans como El último americano virgen (The Last American Virgin, Boaz Davidson, 1982), Los rompecocos (Screwballs, Rafal Zielinski, 1983) o Despedida de soltero (Bachelor Party, Neal Israel, 1984). La mayoría no ha envejecido nada bien, ya sea porque han perdido la poca gracia que tuvieron en el día de su estreno o porque están tan cargadas de misoginia que la derraman por los cuatro costados como La revancha de los novatos (Revenge of the Nerds, Jeff Kanew, 1984). Las nuevas incorporaciones al género del siglo XXI tampoco se han convertido en clásicos precisamente. American Pie tiene sus fans y acabó generando toda una franquicia, pero he de admitir que a mí nunca me hizo reír. La mayoría las olvidé al poco de verlas, menos la primera Road Trip (Viaje de pirados) (Road Trip, Todd Phillips, 2000) y Aquellas juergas universitarias (Old School, Todd Phillips, 2003). Y, por supuesto, las películas que más recuerdo de esta época, sobre todo porque me siguen haciendo reír, son las que forman la trilogía protagonizada por Harold y Kumar.

Esta saga arranca con Harold & Kumar Go to White Castle (Danny Leiner, 2004), que en España algún descerebrado decidió titular 2 colgaos muy fumaos.  La premisa es muy simple, tras una importante dosis de marihuana, Harold (John Cho) y Kumar (Kal Penn) deciden ir a comer a White Castle (una cadena de hamburguesas americana que desconocía hasta que vi esta película) para saciar su apetito de colocón. Pero lo que tendría que ser un simple viaje se convertirá en una auténtica odisea a medida que los dos protagonistas se vayan en metiendo en situaciones cada vez más demenciales.

Harold & Kumar parece una mezcla entre una comedia de fumetas, la cual el director había traído de vuelta en su anterior película Colega, ¿dónde está mi coche? (Dude, Where's My Car?, 2000), género popular especialmente durante finales de los 70 y durante los 80 del siglo XX por una serie de películas protagonizadas por Tommy Chong y Cheech Marin,  y Jo, qué noche (After Hours, Martin Scorsese, 1985). Pero el estilo que predomina es el de la mencionada comedia ochentera, aunque se le añadió un toque social convirtiendo el racismo en uno de los temas principales, tal vez inspirados por el inesperado toque social de Porky's (la gente suele recordar más la escena de las duchas, por lo que sea). Y en ocasiones es más inteligente de lo que parece a primera vista, en detalles como iniciar la película con los que serían los típicos protagonistas de una de estas películas, para luego introducir a los que serán los protagonistas, Harold y Kumar. Una pareja que, es cierto, sigue el esquema clásico de uno ordenado y responsable y otro más caótico y desordenado, pero desarrollados de forma fresca y moderna. También tiene otros detalles que son típicos de la época en que se rodó, como las referencias a la aparición en topless de Katie Holmes en Premonición (The Gift, Sam Raimi, 2000), en su día muy comentada debido a la popularidad de Holmes por la serie de TV Dawson crece (Dawson's Creek, 1998-2003).

Es obvio que mucho de lo que entonces se consideraba aceptable hoy día no lo es tanto, pero al fin y al cabo se trata de una comedia con escenas como la que protagonizan dos chicas que juegan a hundir la flota mientras están cagando con las mierdas que van soltando en el váter, mientras la pareja protagonista se encuentra atrapada en el váter entre ambas jugadoras. Así que, claro, tendrá cosas que algunos considerarán ofensivas, pero es parte del objetivo de la película, hacerte reír mediante momentos chocantes, excesivos y pasados de vuelta. Además, la simplicidad de su argumento permite también desarrollar dramáticamente a los personajes, elevando así la película por encima de otras de estilo semejante pero cuyos protagonistas son insoportables. Una comedia que sigue provocando carcajadas, muy por encima de otros ejemplos contemporáneos del genero.

 

 

La primera aventura de Harold y Kumar fue un éxito de taquilla, pero ganó popularidad especialmente mediante el mercado del DVD. Así que cuando los guionistas Jon Hurwitz y Hayden Scholssberg plantearon hacer una secuela a New Line, el estudio quería que la película fuera rodada con un bajo presupuesto para ser estrenada directamente en DVD, un mercado entonces en expansión y que los estudios alimentaban mediante secuelas de baja calidad. Pero la pareja de guionistas, ahora también directores, tenía una visión más ambiciosa para la secuela, de modo que insistieron en que se estrenara en cines. El resultado de taquilla no acabó siendo el que New Line quería, pero la apuesta de Hurwitz y Scholssberg dio sus frutos ya que Dos colgaos muy fumaos: Fuga de Guantánamo (Harold & Kumar Escape from Guantanamo Bay, 2008) es uno de los pocos ejemplos de secuela que está a la altura del original e incluso lo supera.

La película arranca momentos después del final de la anterior película, continuando la acción con Harold y Kumar preparándose para lo que sea que pasa al final de la anterior película (para no destriparlo si no la habéis visto). Pero, por lo que se intuye por el título, Harold y Kumar son tomados por terroristas y llevados a la prisión de Guantánamo. Por un milagro, ambos escapan y arranca así su odisea para demostrar su inocencia.

Las secuelas de comedias de éxito no suelen funcionar. Su principal problema es que intentan recuperar la magia de la primera película intentando recrear los chistes y gags que funcionaron en la primera pero, por norma general, lo único que consiguen es ser repetitivas. Pero algunas funcionan y, en el caso de Fuga de Guantánamo, la gracia está en que no se repiten las mismas situaciones pero de forma exagerada. Lo único que se repite es el cameo de Neil Patrick Harris en una versión desfasada y exagerada de si mismo. Lo que hace la película es mantenerse fiel a la dinámica de la pareja protagonista pero en un tipo de historia distinta a la de la primera entrega, que da pie a distintas situaciones, sin abandonar el humor escatológico, ofensivo y sexual, pero añadiéndole más toques absurdos y delirantes. Lo que también se repite es el toque social, con el racismo como tema de fondo, pero también se burla de la paranoia posterior al ataque a las Torres Gemelas que se vivió en Estados Unidos, lo que hace que la película resulte bastante actual a pesar del tiempo pasado desde que se estrenó, por desgracia, ya que Trump y sus secuaces buscan crear el mismo ambiente tóxico.

Como ya he mencionado, la película no funcionó en taquilla de la misma manera que la primera entrega, pero creo que, debido a como amplia su abanico humorístico y la ambición de la historia, la segunda entrega supera a la primera. Además, en la edición en Blu-ray se incluye una versión interactiva que te permite ver la película como si fuera uno de esos libros de Escoge tu propia aventura, llevando a los personajes por distintas situaciones y escenarios, así que, si no te gusta puedes construirte tu propia versión. Pero creo que esta opción se usará más por la oportunidad de ver más material y escenas alternativas, porque si te gustó la primera, la secuela te encantará ya que va mucho más allá de lo esperado.

 

 

Y llegamos a la tercera entrega, Dos colgaos muy fumaos en Navidad (A Very Harold & Kumar 3D Christmas, Todd Strauss-Schulson, 2011). La segunda entrega no fue un gran éxito inmediato, pero fue ganando adeptos con el tiempo y dando beneficios. Lo suficiente para que se pusiera en marcha esta tercera entrega que, además, se apuntaba a la moda del 3D, muy popular entonces.

Harold y Kumar han entrado en la edad adulta, definitivamente. Pero la vida familiar empieza a pesarles, hasta que "accidentalmente" la pareja provoca que se queme el árbol de Navidad del suegro de Harold. Suceso que provoca que la pareja se embarque de nuevo en una odisea para que la familia tenga su árbol de Navidad.

Esta tercera entrega sí que cae en algunos de los errores comunes de las secuelas de comedias. Por ejemplo, el cameo de Neil Patrick Harris es uno de los momentos álgidos en cada una de las anteriores entregas, así que aquí se expande su papel, quitándole la efectividad que tenía en sus anteriores apariciones. Pero no es que la película sea mala, sigue haciendo reír en diversos momentos gracias a la química de los dos actores protagonistas. El problema es que el guion no es tan fresco como el de las anteriores películas, de modo que, en conjunto, no funciona tan bien como las dos primeras entregas. O tal vez sea que, como las dos primeras son tan buenas, esta tercera entrega lo tenía demasiado difícil para estar a la altura. Y para ser justos, comparada con otras secuelas o con otros ejemplos del género, es una comedia tremenda, es solo que no se mide a la misma altura que sus predecesoras.

A pesar de que la tercera sea más floja, esta trilogía (de momento) se ha convertido en un clásico dentro de su género. Lo cual no deja de ser meritorio teniendo en cuenta que no es un tipo de humor que se considere apto para que las películas que lo adopten se tomen "en serio" y que mucha gente siente reparos en admitir que le gusta y le hace reír. Pero yo no tengo esos prejuicios y me parecen grandes comedias (al menos las dos primeras).

18 abr 2025

La leyenda de los ocho samuráis (Satomi hakken-den)

 


 

La productora Toei buscaba qué nuevas tendencias habría en el mercado cinematográfico, cuando un grupo de ejecutivos junto al director Kinji Fukasaku vieron en Estados Unidos La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977). Impresionados, decidieron rodar su propia space opera, que llegaría antes a las pantallas japonesas que el film de George Lucas: Los invasores del espacio (Uchu kara no messeji aka Message from Space, Kinji Fukasaku, 1978). Unos pocos años más tarde, Kadokawa había desarrollado un novedoso sistema de producción en Japón, utilizando su rama editorial como punto de partida para crear películas basadas en los libros y mangas que publicaban, así como publicar libros y mangas basados en sus éxitos de taquilla. Y fue así que Fukasaku se vio al frente de La leyenda de los ocho samuráis (Satomi hakken-den, 1983), una adaptación de Nansō Satomi Hakkenden, la misma épica literaria que había servido de base para Los invasores del espacio, solo que ahora dentro del género de la fantasía y que se suponía se basaba en la adaptación modernizada que iba a publicar Kadokawa (si bien se escribió al mismo tiempo que el guion de la película).

La princesa Shizu (Hiroko Yakushimaru) debe huir de su hogar cuando el castillo del clan Satomi es atacado por el ejército del malvado clan Hikita, liderado por la hechicera Tamazusa (Mari Natsuki) y su hijo/amante Gonnokami Motofuji (Yûki Meguro). Shizu, última superviviente, jura vengar la muerte de su familia y acabar con el clan Hikita. Pero para vencer al demoníaco clan, que domina los poderes de la oscuridad, Shizu necesitará la ayuda de ocho guerreros que poseen una joya que los identifica como uno de los "guerreros perro". El origen de cada uno y por qué son llamados "guerreros perro" es bastante complejo, todo se remonta a un siglo antes y resultará incomprensible si no veis la película. Ved la película.

El encargo que le hizo Kadokawa a Kinji Fukasaku era hacer algo del estilo de los blockbusters de la época provenientes del cine americano como las aventuras de Indiana Jones, Flash Gordon (Mike Hodges, 1980) y las fantasías de espada y brujería surgidas a partir del éxito de Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, John Milius, 1982). Fukasaku empezó a darle cuerpo al encargo en apariencia, porque lo que hizo Fukasaku es una película más subversiva y atrevida que los modelos se supone que tenía que imitar. De ahí que, sin entrar en detalles, el final que parece creado pensando en el público occidental, incide también en ese dedo medio alegórico que Fukasaku gustaba dedicar a las autoridades.

Satomi hakken-den puede parecer a simple vista una habitual fantasía samurái, pero ofrece escenas que casi parecen ir en contra del propio género. Para empezar, los héroes no son samuráis nobles, sino un irregular grupo de personajes que son, en cierto modo, extraños en su entorno o que se ven obligados a marchar del mundo que conocen antes de descubrir su misión con la princesa Shizu. Pero, además, Fukasaku llena la película de escenas y momentos que no veríamos nunca en alguna de las películas producidas por Steven Spielberg, como una de mis escenas favoritas que es cuando la malvada Tamazusa se sumerge en una piscina de sangre para recuperar las fuerzas o el descubrimiento de un demonio-insecto contra el que deben luchar los protagonistas.

La novela épica original transcurría en el siglo XIV, si bien la película de Fukasaku parece transcurrir en algún momento del siglo XVII o XVIII, que el director llena de detalles anacrónicos, como un mural inspirado en El Beso de Gustav Klimt que adorna una pared y sirve como contrapunto a una de las tramas, así como la utilización de canciones rock que hoy día no podrían sonar más ochenteras. Pero todo sirve para reforzar este mundo de fantasía que creó el director, no es una típica épica histórica que busque el realismo.

Este el punto fuerte de la película, que rezuma fantasía y es constantemente entretenida. La trama que hoy día puede resultar ya muy familiar está desarrollada de forma tan imaginativa que es difícil no dejarse seducir y dejarse llevar por la aventura de otro mundo que nos propone Fukasaku. Para aquellos que solo conozcan a Fukasaku como el director de la clásica Battle Royale (Batoru rowaiaru, 2000), es un modo tremendo de empezar a explorar la rica filmografía de este director.

 

11 abr 2025

Tráfico de menores (Enigma rosso)

 


 

En el artículo sobre la trilogía Bajo el vestido, nada explico que el giallo no es un género dado a secuelas y continuaciones. Lo que encontramos son trilogías temáticas, como la trilogía animal de Dario Argento, que lo único que comparten es que se nombra un animal en el título, sin otro punto en común. El director Massimo Dallamano construyó también lo que tenía que ser una trilogía personal, con el tema en común de "adolescentes en peligro". Dallamano falleció antes de poder completar el que iba a ser el tercer título, Alberto Negrin acabó siendo el director de Tráfico de menores (Enigma rosso, 1978).

El cadáver de la joven Angela Russo aparece envuelto en plástico en la orilla de un rio. El inspector Gianni Di Salvo (Fabio Testi) se encarga de la investigación, centrándose en las amigas de Angela Virginia (Silvia Aguilar), Paola (Caroline Ohrner) y Franca (Taida Urruzola). Las cuatro formaban un grupo que era conocido en el colegio como "las inseparables". A medida que Di Salvo investiga se hace evidente que las muchachas estaban envueltas en algo turbio, algo que está provocando muchas muertes alrededor del caso y que ellas estén amenazadas por alguien que se identifica como Némesis.

El productor Leo Pescarolo estaba interesado en resucitar el éxito de ¿Qué habéis hecho con Solange? (Cosa avete fatto a Solange?, Massimo Dallamano, 1972) con una película que fuera una secuela o un remake, por ello acudió a Dallamano para involucrarlo en el proyecto. Dallamano ya había dirigido Corrupción de menores (La polizia chiede aiuto, 1974), en principio no estaba entusiasmado por volver a tratar otra vez el mismo tema. El director se encontraba entonces enfermo de cáncer de pulmón, lo que tal vez explica su desilusión con el cine y su poco interés en volver al mismo tema otra vez. El productor Pescarolo, cínicamente, le pidió al guionista Franco Ferrini que siguiera trabajando en el guion, ya que se imaginaba que Dallamano no acabaría el proyecto debido a su delicada salud. Pescarolo, tras la muerte de Dallamano, eligió como director a Alberto Negrin, un director que se ha centrado casi exclusivamente en la televisión, eso sí dirigiendo grandes miniseries y telefilmes de prestigio. Negrin estaba interesado en hacer algo para el cine y le atraía la idea de hacer un giallo incluyendo algún toque social. Por otro lado, cabe mencionar que la película se rodó en España, así que nos encontramos diversos rostros familiares para los aficionados al fantaterror en el reparto como Helga Liné, Jack Taylor y Silvia Aguilar.

No sabremos nunca cómo habría sido la versión de Dallamano de Tráfico de menores, pero en la versión que finalmente se estrenó se pueden reconocer elementos argumentales tanto de Solange como de Corrupción de menores. El grupo de amigas que esconde un secreto y otros detalles que revelarían demasiado de la trama provienen de Solange, mientras que el policía protagonista y el tono y estilo más oscuro y sórdido provienen de Corrupción de menores. Por supuesto, se repiten las escenas de duchas en vestuarios que aparecen tanto en Solange como en Corrupción de menores. Pero a la dirección de Negrin la falta la energía de Dallamano, lo que hace que visualmente no esté tan conseguida como las dos películas precedentes. Otro problema fue que la falta de presupuesto hiciera que el rodaje se tuviera que interrumpir y finalizar luego rápidamente, dejando algunos detalles de la trama sin explicar debido a que no se pudieron rodar las escenas necesarias para hacerlo.

Pero a pesar de sus defectos, Tráfico de menores es un giallo por lo menos entretenido. No se puede comparar con los grandes clásicos del género, claro, pero no deja de tener mérito. Sus 85 minutos de duración se pasan bastante rápido y su conclusión es bastante memorable, a pesar de los cabos sueltos mencionados. No es un film para el espectador casual, pero sí que resultará efectivo para los fans del género que necesiten su dosis de giallo


4 abr 2025

Devil Fetus (Mo toi)

 


 

Nunca habría pensado que llegaría un momento en mi vida en que si alguien me preguntara si he visto alguna película con un feto asesino, podría contestar que, de hecho, he visto varias. Y, sí, el feto diabólico que se menciona en el título en inglés de Devil Fetus (Mo toi, Hung-Chuen Lau, 1983) solo aparece unos segundos en pantalla, pero cuenta lo mismo, creo yo. Además, está película tiene mucho más delirio, locura y terror que ofrecer al espectador además de la breve aparición de un feto diabólico.

Aquí es normalmente donde hago una sinopsis de la película sobre la que se centra el artículo. Pero para llegar al centro de la trama tendría que hacer muchos destripes, debido a la episódica manera en que se construye. Se puede decir que todo arranca cuando la abuela Cheng (Sha-Fei Ouyang) acompañada de una de sus nueras asiste a una subasta benéfica. Cuando se pone en subasta una extraña figura de jade, la nuera se ve forzada a comprarla después de que parezca que la figura se gira para mirarla directamente. A partir de aquí tiene lugar toda una serie de fenómenos extraños, muertes grotescas, violaciones demoníacas, posesiones y batallas místicas con demonios.

El director Hung-Chuen Lau ha ejercido principalmente como director de fotografía, trabajando con directores como Ringo Lam y Sammo Hung. El talento de Lau se demuestra en cómo consigue que esta película de bajo presupuesto tenga un aspecto fantástico, dando la impresión de que fue mucho más cara de hacer de lo que fue en realidad. El hecho de la lógica narrativa sea secundaria realmente no importa, cuando el director nos regala secuencia fantástica tras secuencia fantástica. Mete en una batidora influencias occidentales y orientales para crear un cóctel de momentos terroríficos, surrealistas y delirantes. Tenemos lo que es en realidad el prólogo, lo que sucede después de que se compra la figura de jade, que nos ofrece ya un par de escenas impactantes. Luego, el desarrollo de la historia, con las posesiones, es más tranquilo pero igualmente contiene momentos ojipláticos. Y llegamos a la última media hora de la película, una de las más increíbles y alucinantes que os podréis encontrar en esta y tres o cuatro realidades más. Para añadirle surrealismo, la banda sonora de la película está llena de temas cogidos de las bandas sonoras de otras películas, sin pagar derechos por supuesto, como, por ejemplo, Humanity -Pt. 1 que Ennio Morricone compuso para la obra maestra La cosa (The Thing, John Carpenter, 1982).

Aunque la historia que se cuenta en el fondo es una historia de posesiones, está contada de manera que te provoca esa deliciosa sensación de no saber qué pasará a continuación. ¿Qué nueva secuencia demencial tiene planeada el director? Y cuando alguien que ha visto cosas como Death Bed: The Bed That Eats (George Barry, 1972)The Seventh Curse (Yuen Chun Hap yu Wai See Lee, Ngai Choi Lam, 1986) o Seeding of a Ghost (Zhong gui, Kuen Yueng, 1983) os dice que Devil Fetus es imprevisible, no es algo que se dice a la ligera. Devil Fetus es más efectiva porque, como ya he dicho, Lau era un director con un gran talento para lo visual, lo que hace que sea doblemente efectiva. En definitiva, una joya del cine demente muy recomendada a los que no tengan miedo de adentrarse en el lado más salvaje del cine, que ahora se puede disfrutar sin censura.

 

28 mar 2025

Trilogía giallo: Bajo el vestido, nada

 


 

Las secuelas y franquicias dentro del giallo son bastante raras, prácticamente inexistentes. Posiblemente debido a que no es un género que de para continuaciones, con la excepción de trilogías temáticas como la de "adolescentes en peligro" formada por ¿Qué habéis hecho con Solange? (Cosa avete fatto a Solange?, Massimo Dallamano, 1972), Corrupción de menores (La polizia chiede aiuto, Massimo Dallamano, 1974) y Tráfico de menores (Enigma rosso, Alberto Negrin, 1978). Dario Argento quiso que El jugador (Il cartaio, 2003) fuera una continuación de las aventuras de la inspectora introducida en El arte de matar (La sindrome di Stendhal, Dario Argento, 1995), pero cuando Asia Argento no participó en El jugador se desechó la idea. Por eso resulta una rareza la trilogía de películas en las que se centra este artículo, películas que comparten título y temática, todas ellas se centran en el lado oscuro de la vida las modelos.

Bajo el vestido, nada (Sotto il vestito niente, Carlo Vanzina, 1985) arrancó como un proyecto del productor Achille Manzotti. La idea de Manzotti era realizar una película basada en la novela de Marco Parma (pseudónimo de Paolo Pietroni) Sotto il vestito niente, que había tenido un polémico éxito por el retrato que hacía del mundo de la moda en la Italia de los 80 del siglo XX. Nadie quedaba bien en el libro que utilizaba la muerte de una modelo como punto de partida para su acoso y derribo del ambiente en que se movían diseñadores y modelos. El provocador título tenía un doble sentido, el erótico y una despectiva y misógina manera de referirse a las modelos, insinuando que son poco más que trozos de carne. Manzotti le llevó el proyecto inicialmente a Michelangelo Antonioni, que lo rechazó si bien indica que Manzotti no quería una película barata de serie B. El proyecto llegó entonces a Enrico y Carlo Vanzina, una pareja de hermanos que cosechaban grandes éxitos en la taquilla italiana produciendo películas comerciales muy populares. Los hermanos Vanzina se habían especializado en las comedias, pero hacía poco se habían estrenado en el cine de suspense con Mystére (Carlo Vanzina, 1983), una película protagonizada por Carole Bouquet que mezcla el giallo, el thriller tradicional y el cine de espías de forma efectiva y entretenida.

Con la colaboración del guionista Franco Ferrini, colaborador de Dario Argento, los hermanos Vanzina crean una historia que conserva el título de la novela de Manzotti y poco más, inspirándose en un caso real sucedido en Milán y en los recursos del giallo clásico, que estaba ya desapareciendo de las taquillas italianas. Además, los guionistas le añadieron un pequeño toque fantástico a la historia. En la película, Bob Crane (Tom Schanley) es un ranger que trabaja en Wyoming cuya hermana gemela, Jessica (Nicola Perring), trabaja como modelo. Bob tiene una visión en la que ve a alguien que intenta asesinar a Jessica, lo que hace que no tarde nada en coger un avión y plantarse en Milán para asegurarse de que su hermana se encuentra bien. Pero, cuando llega al hotel en que se hospeda Jessica, descubre que ésta ha desaparecido y nadie sabe dónde está. Como buen protagonista de un giallo, Bob empieza su propia investigación en la que se interesa el comisario Danesi (Donald Pleasence) cuando los cadáveres empiezan a acumularse. Bob también establece una relación con Barbara (Renée Simonsen), una modelo que le ayuda a introducirse en el mundo de la moda de Milán.

El único detalle realmente extraño de la película es que Bob recibe la visión desde el punto de vista del asesino, un detalle que junto al ambiente en que se centra el film recuerda a  Ojos (Eyes of Laura Mars, Irvin Kershner, 1978), una película que podríamos clasificar de giallo a la americana, así como la banda sonora de Pino Donaggio nos hará pensar en Doble cuerpo (Body Double, Brian De Palma, 1984). Pero se ha de reconocer que, a pesar de estos detalles más o menos familiares y que tener modelos como protagonistas ha sido la base de multitud de gialli empezando con Seis mujeres para el asesino (6 donne per l'assassino, Mario Bava, 1964), Carlo Vanzina logra crear un film que funciona a la perfección. Todo lo que el fan le pide al género está ahí, incluidos los asesinatos vistosos (si bien no demasiado, ya habían quedado atrás los excesos de los 70 sustituidos por otros excesos de los 80), y secuencias cargadas de suspense. Una de estas secuencias tiene lugar en un desfile que organizó Moschino. Temiendo que la película sería una adaptación fiel de la novela, las casas de los diseñadores se negaron a colaborar con el film, el único que lo hizo fue Moschino. Fue una jugada inteligente, la película fue un tremendo éxito de taquilla que le hizo un montón de publicidad gratuita al diseñador. Otro detalle único del film para la época y el momento del género, es que en la banda sonora, además de la música de Donaggio, también incluye diversos éxitos ochenteros populares entonces, algo que ahora es habitual pero entonces no lo era en el cine de género italiano.

Como ya hemos mencionado, Bajo el vestido, nada no es tan cruel y violenta como los títulos que se estrenaron durante los 70, pero teniendo en cuenta los títulos estrenados durante los 80, dejando de lado los de Dario Argento que iba a su bola, es un título que destaca dentro del periodo. Los giros argumentales están bien pensados y mantiene la intriga hasta el final. Una pequeña delicia.

 


 

Bajo el vestido, nada fue un tremendo éxito de taquilla, así que el productor Achille Manzotti le pidió a los Vanzina una secuela, pero los hermanos no estaban interesados. Manzotti entonces buscó otro director que le diera un toque único al film como había hecho Carlo Vanzina, decidiéndose por un director con un fuerte sentido visual desarrollado en la publicidad. Así nació Demasiado bellas para morir (Sotto il vestito niente II, Dario Piana, 1988), una secuela temática cuya trama también tiene su punto de partida en un aspecto sórdido del mundo de la moda. Una secuela en Italia, en el resto del mundo se estrenó como un film independiente.

Sylvia (Gioia Scola) es una joven modelo que acude, sin sospechar nada, a una fiesta que da Alex Conti (Giovanni Tamberi), el propietario de la agencia para la que trabaja. Lo que ella no sabe es que Alex le ha prometido a un sórdido empresario que podrá hacer con ella lo que quiera. Por ese motivo Sylvia es violada mientras sus supuestas compañeras la traicionan y la mantienen sujeta para el pervertido. Tras marchar corriendo, Sylvia desaparece y su cuerpo sin vida es descubierto al día siguiente. Entonces, cada una de las personas que participaron en la fiesta es asesinada por una misteriosa figura enmascarada, mientras trabajan en el rodaje de un videoclip. Estos asesinatos coinciden con la llegada de Melanie (Florence Guérin), una nueva modelo. ¿Puede que esté implicada? Es algo que tendrá que averiguar el inspector Brandam (François Marthouret).

Demasiado bellas para morir es un curioso híbrido de giallo y slasher, haciendo evidente la influencia de un género sobre el otro. El asesino/a/e ataca usando un vistoso y aparatoso cuchillo de múltiples hojas, que se supone es utilizado en el videoclip de estética Mad Max que se rueda dentro de la ficción, y lleva una máscara que representa el rostro anónimo de una modelo. Dario Piana se centra en crear una película muy estilizada, con un fuerte sentido estético. Lo que antes se denominaba negativamente "estética de videoclip" y que es algo que hoy día se dice de forma positiva, ya que es lo que le otorga personalidad al film. Además, hizo como la primera entrega y llenó la banda sonora de canciones de la época de bandas populares entonces como Frankie Goes To Hollywood, TOTO y Huey Lewis and the News. Aunque no son las mejores canciones de estas bandas, precisamente. Por otro lado, la fuerte estilización ochentera y la banda sonora me hizo pensar en Obsession: A Taste for Fear (Pathos - Segreta inquietudine, Piccio Raffanini, 1987), tal vez también porque en ambas aparece la actriz Gioia Scola.

La suma del festival visual, tanto por el diseño como por el reparto, y la hibridación de géneros hace de esta una película que no fallará en complacer a los fanáticos del género. Un placer que hará que uno no se fije en los fallos de la película, como que no tiene un protagonista claro al que seguir y que las escenas con la policía son bastante sosas y rutinarias. Esta secuela es un ejemplo de que a veces, que algo sea todo superficie y nada de sustancia no tiene que ser algo malo necesariamente.

 


 

Y llegamos a la conclusión de esta trilogía con Bajo el vestido, nada: El último desfile (Sotto il vestito niente - L'ultima sfilata, Carlo Vanzina, 2011). Estrenada 26 años después de que se estrenara la primera entrega.

Alexandra Larsson (Alexandra Burman) es una famosa modelo que trabaja exclusivamente para el diseñador Federico Marinoni (Richard E. Grant). Tras un exitoso desfile, Alexandra muere atropellada por un conductor que se da a la fuga y el inspector Vincenzo Malerba (Francesco Montanari) sospecha que ha sido asesinada, conectando su muerte con un antiguo caso que también afectó a una modelo que trabajaba para la casa Marinoni. Mientras, Federico, con el cuerpo de Alexandra todavía caliente, manda a su asistente Heidi (Claudine Wilde) que le busque una sustituta para su modelo estrella rápidamente. La escogida es Brigitta Olsen (Vanessa Hessler), una recién llegada que verá cómo su sueño se transforma en pesadilla cuando empieza a descubrir el lado oscuro de la moda. Además, es posible que se convierta en la nueva víctima del misterioso asesino que acecha la casa Marinoni.

Gran parte del equipo que creó la primera Bajo el vestido, nada regresó en esta tardía secuela. Los hermanos Vanzina regresaron como productores y guionistas junto a Franco Ferrini y Carlo Vanzina repitió como director. Sin embargo, el cine italiano ya no era el mismo que cuando los Vanzina dominaban la taquilla italiana. Trabajando con un presupuesto más ajustado, Carlo Vanzina dirige un giallo con una aspecto muy influenciado por las películas y series americanas contemporáneas. Hay más énfasis en las pruebas forenses, lo que significa que a última hora llega un informe forense que da la pista definitiva sobre el caso como sucede en infinitos ejemplos de películas y series de TV, y no hay toques fantásticos o delirantes como había en el género en los 70 y primeros 80. Eso no significa que sea una mala película, todo lo contrario. Simplemente que es un efectivo thriller en el que están ausentes los elementos propios del giallo que lo hacen un género especial.

En su favor, en su film ágil que dura poco más de hora y media. El reparto cumple bien su función y la dirección de Vanzina es efectiva a la hora de mantener el suspense, si bien no es muy difícil adivinar quién es la persona culpable de los asesinatos. En esta tercera entrega encontramos también guiños al origen literario de la primera entrega y la banda sonora de Pino Donaggio retoma en clave techno el tema principal de la banda sonora de la primera entrega, a su vez una especie de reinterpretación del tema Telescope de la banda sonora de Doble cuerpo que escribió el propio Donaggio.

Bajo el vestido, nada: El último desfile es un film que, posiblemente, no de al aficionado al giallo lo que busca en un título del género, pero es también el más accesible y "normal" de los tres sin dejar de ser entretenido.

17 mar 2025

Han cambiado de cara (...hanno cambiato faccia)

 


 

Vista cuando se estrenó en los 70 del siglo XX, Han cambiado de cara (...hanno cambiato faccia, Corrado Farina, 1971) debía parecer una sátira pasada de vueltas de una sociedad dominada por el capitalismo. Por desgracia para nosotros, vista hoy día Han cambiado de cara parece un documental.

Alberto Valle (Giulano Esperati) es un humilde ejecutivo al que se le comunica que Giovanni Nosferatu (Adolfo Celi), el propietario de la compañía para la que trabaja Alberto, quiere recibirlo en su mansión. Alberto ve en esta invitación una oportunidad para hacer realidad su ambición de subir puestos, pero cuando llega allí una serie de extraños sucesos y personajes le hacen sospechar que tras lo que parece un simple complejo industrial se oculta una terrible conspiración.

Esta película está incluida en el pack Danza Macabra: Volume Two editado por Severin y fue una de las razones por las que lo compré. Soy fan de Baba Yaga (1973) y siempre tuve curiosidad por ver más trabajos del director Corrado Farina. Pero Farina solo dirigió dos películas, siendo su debut en el largometraje el film sobre el que trata este artículo. Sin embargo, Han cambiado de cara era una película notoriamente difícil de ver fuera de Italia, su país de origen. Allí sí que fue editada en DVD a principios del siglo XXI pero en una edición solo con subtítulos en italiano.

La película ya presenta la sensibilidad pop que haría tan especial Baba Yaga, pero aquí este estilo está puesto al servicio de una una sátira del capitalismo, utilizando a los vampiros como alegoría. Más absurda que Thirst (Rod Hardy, 1979),  otra película que utiliza los vampiros como alegoría del capitalismo, Han cambiado de cara utiliza la historia clásica de Drácula de Bram Stoker como punto de partida. Como un Jonathan Harker contemporáneo, Alberto Valle parte en un viaje que espera le haga prosperar económicamente. Farina, aunque se trata de una comedia negra, sigue todos los clichés del género de la época, pero dándoles un giro moderno. Por ejemplo, los esbirros del vampiro utilizan coches para cumplir las órdenes de su amo en lugar de caballos. Unos coches que eran Fiats, una manera de aludir a Gianni Agnelli, entonces presidente de la Fiat y que era un ejemplo de empresarios poderosos con influencia sobre los políticos de los que Giovanni Nosferatu es una parodia (un equivalente actual y patrio sería Florentino Pérez).

Farina, antes de ser director de cine, estuvo trabajando dentro de una empresa publicitaria, así que gran parte de la sátira está dirigida a este mundo. El director presenta un mundo en el que la publicidad es omnipresente, continuamente forzando su mensaje en el individuo, incluso en la ducha. Este tipo de crítica era bastante habitual en la época, cuando la publicidad estaba evolucionando hacia el marketing de la actualidad. Ahora parece que ya nos hemos acostumbrado al bombardeo constante, porque ya no sorprende tener mensajes publicitarios en todas partes y estos ataques a la manipulación publicitaria ya no son tan habituales. Ni siquiera el cine de arte y ensayo se libra en la película de Farina, ya que en una de las escenas más memorables se ofrece una parodia del cine de Godard y Fellini, reconvertido en anuncios publicitarios.

En la película también se trata la política de género. En su viaje hacia la mansión de Nosferatu, Alberto conoce a Laura (Francesca Modigliani), una mujer que representa la libertad fuera del capitalismo. Es la oportunidad que se le presenta a Alberto para escapar del mundo de Nosferatu. Sin destripar nada, podríamos decir que el film tiene un mensaje bastante pesimista que, de nuevo, hace que resuene con bastante fuerza en nuestro presente.

Y ojalá no fuera así. Pero en la sociedad en que vivimos, con el fascismo en alza y los derechos sociales atacados constantemente, Han cambiado de cara es una representación bastante acertada de nuestro mundo, teniendo en cuenta la exageración propia de la sátira. También resulta inquietante por cómo te hace reflexionar por el futuro que nos espera.

 

7 mar 2025

Sliver (Acosada) (Sliver)

 


 

Me sorprendió bastante que Vinegar Syndrome editara una edición coleccionista de Sliver (Acosada) (Sliver, Phillip Noyce, 1993) en 4K. No solo porque no parecía encajar en el catálogo de la compañía, es muy mainstream, sino que la recordaba como una película bastante mediocre. ¿Puede que la recordase mal? Decidí repasarla para ver si mi yo actual la disfrutaba como era la intención de los cineastas cuando se estrenó.

Carly Norris (Sharon Stone) se muda a un edificio conocido como "la astilla" ("sliver" en inglés), un edificio en el cual alguien espía a los inquilinos con un sofisticado sistema de cámaras ocultas. Además, en este edificio han muerto algunos inquilinos en distintos accidentes. Pero Carly empieza a sospechar que tras estos accidentes se esconde algo más. Entonces Carly empieza una relación con Zeke Hawkins (William Baldwin), un misterioso inquilino del edificio. ¿O puede que sea algo más? Carly poco a poco va descubriendo los secretos que oculta Zeke.

Sliver entró en producción en el momento álgido del thriller erótico, cuando este subgénero entró en su periodo más rico antes de prácticamente desaparecer al entrar en el siglo XXI. Por supuesto, el tremendo éxito de Instinto básico (Basic Instinct, Paul Verhoeven, 1992) tuvo bastante que ver en este bum del género que empieza a finales de la década de los 80 del siglo XX, tampoco es casualidad que Sharon Stone fuera la escogida para protagonizar el film (hasta se utiliza la banda sonora de Instinto básico en el tráiler de Sliver). Stone decidió hacer la película porque se basaba en una novela de Ira Levin y el guionista era el mismo de Instinto básico. Por si fuera poco, estaba producida por el veterano productor de grandes clásicos Robert Evans y el director era Phillip Noyce, que hacía poco había estrenado con gran éxito Juego de patriotas (Patriot Games, 1992). Sin embargo el resultado fue un desastre. Evans había producido grandes clásicos en los años 60 y 70, pero al parecer se había quedado en aquella época en lo que respecta en su actitud hacia las actrices, por lo que comenta Stone en su biografía. Noyce trabaja bastante bien el thriller y la acción, pero lo suyo no es el erotismo ni el morbo, elementos esenciales en un thriller de este estilo.

Y llegamos a los dos principales problemas de la película: el protagonista masculino William Baldwin y el guionista Joe Eszterhas. Baldwin era un actor más bien mediocre, pero es que el resto del reparto, que incluye a actores como Colleen Camp, Tom Berenger y Martin Landau, es muy bueno de modo que Baldwin parece peor actor. Tampoco me parece un actor atractivo, como demanda el papel, y tiene cero química con Sharon Stone en las escenas que comparten. Lo que resulta en escenas sexuales resultan planas y nada eróticas a las que el director no sabe darles vida. Ahora ya es sabido que la razón de que las escenas entre Baldwin y Stone no tengan química es que ambos se odiaban y se llevaban fatal.

Que el actor principal sea un mediocre sin atractivo ya es un gran problema en un thriller erótico, pero peor es el terrible guion de Joe Eszterhas. La novela de Ira Levin se publicó en 1991, en España la editó en el 92 El círculo de lectores como La astilla, pero yo no lo leí hasta que se editó en edición de bolsillo coincidiendo con el estreno de la película con el título de Sliver (Acosada). Me interesaba el libro porque ya había leído las novelas de Levin La semilla del diablo, Los niños del Brasil y Las poseídas de Stepford y todas me habían gustado mucho. Sliver también me gustó, especialmente por como mezcla el suspense y el erotismo con algo de ironía. El equivalente a una película de serie B echa con gracia. El guion de Eszterhas destroza completamente la novela. Y no quiero entrar en clichés del estilo "el libro siempre es mejor que la película", porque el problema es que Eszterhas fue siempre un guionista entre mediocre y malo, que se salvaba dependiendo de rescrituras por parte de otros guionistas y si su guion caía en manos de un director como Paul Verhoeven que era capaz de elevarlo y añadirle un impacto que no tenía originalmente. Pero Noyce no es el tipo de director que puede elevar o reinterpretar un guion como podía hacerlo Verhoeven. De modo que el resultado son personajes ridículos que sueltan diálogos aún más ridículos. He de confesar que algunos de estos diálogos resultan tan malos que me hicieron reír, los únicos momentos que destacan para mí de la película. Pero el problema es que se carga la sólida estructura de la novela original, derivando en un primer final completamente absurdo (podéis comprobarlo aquí). Este final no funcionó, así que el guionista escribió diversos finales; los cineastas optaron por un final que, al cambiar el que era originalmente el culpable en la novela, hace que toda la película no tenga ningún sentido ni se sostenga la estúpida conclusión, que culmina con un final seco decepcionante.

Sliver ha envejecido bastante mal. Se desperdician los interesantes temas que se plantean en la historia, posiblemente por los problemas tras las cámaras. Ni siquiera resulta interesante como pieza nostálgica de los 90. Es una lástima que no se hagan remakes de fracasos, porque una nueva adaptación de la novela teniendo en cuenta cómo ha avanzado la sociedad resultaría bastante interesante. Supongo que debe tener sus fans si Vinegar ha decidido editarla en 4K, yo desde luego no lo soy.

 

28 feb 2025

Danza macabra


 

Barbara Steele se convirtió en una figura de culto como reina del terror gótico y Danza macabra (Antonio Margheriti, 1963) es uno de los títulos más notables que contribuyó a cimentar su popularidad. Y no es de extrañar, es un título que se ha convertido en un clásico del género, lo que es más meritorio si tenemos en cuenta las condiciones en que se filmó.

Cómo esta pequeña joya del terror gótico se puso en marcha no puede estar más alejada del terror. Para la típica comedia de Totò El monje de Monza (Il monaco de Monza, Sergio Corbucci, 1963), los productores financiaron la construcción de unos elaborados decorados para representar el interior de un castillo. Con la intención de aprovechar la inversión realizada, se le pidió al director Sergio Corbucci que aprovechase los decorados para filmar otra película, para lo que el director encargó un guion a Bruno Corbucci y Giovanni Grimaldi. Teniendo en cuenta la localización, Corbucci y Grimaldi escribieron una película de terror ya que entonces el gótico italiano empezaba a despuntar. Además, decidieron vender la idea de que se trataba de una adaptación de un inexistente cuento de Edgar Allan Poe, entonces popular debido al éxito de las películas dirigidas por Roger Corman.

Teniendo en cuenta las limitadas localizaciones, el bajo presupuesto y que tenía que ser rodada en una semana, no es de extrañar que su argumento sea bastante sencillo. El periodista Alan Foster (Georges Rivière) llega a una posada para entrevistar a Edgar Allan Poe (Silvano Tranquilli). A la conversación se une Lord Thomas Blackwood (Umberto Raho), que, viendo el escepticismo de Foster respecto a la existencia de lo sobrenatural, apuesta con el reportero que pase una noche en el castillo de Blackwood. Obviamente, Foster acepta pasar una noche en el castillo, esperando no encontrar nada... Hasta que aparece Elisabeth Blackwood (Barbara Steele), la cual Foster creía muerta. La aparición de Elisabeth solo es la primera de otras que seguirán, convirtiendo lo que Foster pensaba sería una noche aburrida en una terrorífica pesadilla.

Con el guion listo, Sergio Corbucci tuvo que retirarse del proyecto, debido a que tenía otra película ya apalabrada para filmar, por ello Corbucci sugirió a su amigo y colega Antonio Margheriti para que la dirigiera. El proyecto no era fácil, rodar una película en apenas una semana, pero el guion terminado le gustó mucho a Margheriti. Además, los decorados estaban ya a punto para rodar, el director tenía bastante experiencia con los efectos especiales y utilizó un sistema de tres cámaras para ahorrar tiempo a la hora de filmar las escenas. Con todo, luego Corbucci colaboró rodando una secuencia de manera no acreditada, de la misma manera que Margheriti había hecho para él en el pasado.

Aunque la historia no es particularmente original (si bien cuando se filmó no había sido tan repetida la premisa de un escéptico al que se desafía a pasar la noche en un sitio encantado), la ambientación y los toques góticos hacen que sea una experiencia deliciosa para los amantes del género. En particular, destaca la idea de los fantasmas que necesitan sangre humana. Otro aspecto que destaca para la época en que fue rodada es una trama lésbica, seguramente era la primera vez que se trataba de forma tan abierta en el cine italiano, que protagonizaban Barbara Steele y Margrete Robsahm, quien interpreta a una de las almas atrapadas en el castillo. Al parecer fue algo problemática de rodar ya que, incomprensiblemente, Robsham tenía problemas para besar a Steele, algo que desafía a la lógica. Por supuesto, la trama fue completamente eliminada de la versión americana de la película, titulada Castle of Blood. También fue eliminada de la versión americana una secuencia pensada para el mercado francés, en que aparece la actriz Sylvia Sorrente, que interpreta a otra víctima del castillo, en toples. Algo sin duda chocante en 1963 aunque hoy día sea algo bastante suave.

Pero lo que hace realmente atractiva la película es la atmósfera de terror gótico, muy lograda en secuencias como la que muestra uno de los fantasmas volviendo de la tumba y los toques de perversidad puramente gótica. Aunque posiblemente el mayor mérito del film sea que tenga el aspecto de una cuidada producción de buen presupuesto cuando se trataba de una producción barata puesta en marcha para aprovechar unos decorados. Eso es talento de verdad.

La película demostró ser tan popular que Margheriti dirigió una nueva versión de su película apenas unos años después titulada La horrible noche del baile de los muertos (Nella stretta morsa del ragno, 1971). La nueva versión sigue al pie de la letra el guion del original añadiendo solo algo nuevo al inicio, aprovechando que se contaba con Klaus Kinski en el papel de Edgar Allan Poe. Pero es Danza macabra la película que se ha mantenido como un clásico del género. Un título que no deben perderse los amantes del terror, siempre que sea la versión sin cortes.

 

21 feb 2025

El rostro de la muerte (Alice, Sweet Alice)

 


 

Seguramente os habréis encontrado El rostro de la muerte (Alice, Sweet Alice aka Communion aka Holy Terror, Alfred Sole, 1976) en incontables ediciones chungas en DVD e infinidad más de copias por Internet. El estudio que originalmente la financió se olvidó de ponerle el copyright, así que se puede encontrar editada de diversas formas, todas ellas de pésima calidad. Maltratada de un modo que es difícil ver la calidad y fantástica destreza cinematográfica con que fue realizada, así como su importante lugar dentro del cine de terror. Por suerte, una reciente edición en 4k y Blu-ray por fin hace justicia a esta pequeña obra maestra.

El año es 1961 y nos encontramos en una pequeña comunidad donde la iglesia tiene un papel importante. La joven Karen Spages (Brooke Shields) se prepara para celebrar su primera comunión, pero es asesinada durante la ceremonia. La policía y parte de la familia sospecha que la culpable es su hermana Alice (Paula E. Sheppard), que es una niña conflictiva y de mal carácter. Se repiten los ataques y asesinatos, de modo que Alice es puesta bajo custodia. Su madre Catherine (Linda Miller) y su padre Dominic (Niles McMaster), que llevan un tiempo separados, se reúnen con el objetivo de demostrar la inocencia de su hija.

Una de las primeras cosas que llaman la atención de esta película es que parece una prestigiosa producción de Hollywood, a pesar de ser una producción independiente que contaba con un presupuesto muy bajo. Ya el simple hecho de tratarse de una producción de época habla de la ambición de los cineastas, además de que ha ayudado a que la película se haya mantenido actual. Es también una de las películas americanas que más parecen notar la influencia del giallo italiano, si bien sea, como comentó el director Alfred Sole, a través de la influencia de Alfred Hitchcock y Amenaza en la sombra (Don't Look Now, Nicolas Roeg, 1973). Por supuesto, el principal comentario que se hace sobre ella es que es un notable proto-slasher.

Estrenada entre Navidades negras (Black Christmas, Bob Clark, 1974) y La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978), su papel dentro de la evolución del género es obvio cuando se ve al asesino enmascarado atacando con viciosa brutalidad cuchillo en mano. Por ello se reestrenó en los 80 en plena fiebre slasher y aprovechando también la popularidad de Brooke Shields entonces. Pero está claro que las intenciones de Sole van más allá de construir una efectiva película de suspense y terror (que lo consigue, lo cual tiene ya mucho mérito) sino que en el guion que escribió el director y Rosemary Ritvo le añade a la trama principal un diverso subtexto, en el que encontramos temas como la influencia de la iglesia. El tema principal parece ser el abuso. Alice se perdió muchas cosas porque sus padres se divorciaron cuando ella tenía la edad de su hermana Karen, cosas que ahora recibe Karen. Alice tiene doce años, aún es una niña, pero muchos de los adultos a su alrededor reaccionan hacia ella como si fuera ya una mujer. Míster Alphonso, el casero, interpretado por Alphonso DeNoble que parece que se haya escapado de una película de John Waters, tiene una relación odio/desprecio con Alice, parece que ambos disfrutan haciéndose la puñeta, hasta que hay un momento en que él intenta violarla. Cuando a Alice la están sometiendo a la prueba del polígrafo para ver si ha matado o no a su hermana, el técnico hace un casual comentario con otro policía sobre los pechos de Alice bastante sórdido y perturbador teniendo en cuenta que es referencia a una niña de doce años (aunque la actriz que la interpretaba tenía 19 años entonces). Teniendo en cuenta el panorama, parece comprensible que para Alice la llegada del periodo sea algo traumático, algo que la coloca más cerca de la colección de pervertidos que parecen estar atraídos por ella.

Sumada la calidad cinematográfica, la excelente edición y los movimientos de cámara, y la calidad dramática, cuesta creer que no fuera un gran éxito de taquilla, a pesar de que incluso tuvo buenas críticas algo difícil en este tipo de películas. Pero Sole tuvo bastante mala suerte. La película iba a ser adquirida por Columbia, pero uno de los abogados propietarios de los derechos pidió demasiado dinero, estropeando las posibilidades de que fuera estrenada a lo largo del país. El estudio que finalmente la adquirió decidió cambiar el título original, Communion, por el de Alice, Sweet Alice, título que a Sole no le gustaba nada. Más tarde recibió un título peor, Holy Terror, cuando volvió a reestrenarse para aprovechar la popularidad de Shields, creando un tráiler en el que parece que ella es la protagonista cuando solo aparece al inicio del film. Con sus siguientes dos películas como director, La isla virgen (Tanya's Island, 1980) y Desmadre en las aulas (Pandemonium, 1982), no tuvo mejor suerte, por eso se decidió pasar a ser diseñador de producción, lugar en el que tuvo una larga y provechosa carrera. Pero es una lástima que Alice, Sweet Alice no fuera el éxito que se merecía ser, tal vez habríamos tenido más películas como esta maravilla que puede que ahora sea apreciada como se merece.

 

14 feb 2025

Isla de Sangre: Donde vive el terror

 


 

Creo que ninguno de los responsables de la creación de las películas que conforman la saga de Blood Island se habría imaginado nunca que, décadas después de ser estrenadas, aún se hablara de ellas y se siguieran viendo. Concebidas como una manera de hacerse un hueco en el circuito de cines independientes y autocines americanos, estas películas son una única mezcla de exotismo, sexo y gore. Coproducidas entre Estados Unidos y Las Filipinas, a pesar de contar con bajos presupuesto, el resultado final superaba muchas de las películas exploitation de presupuesto semejante que se producían en Estados Unidos.

Los productores Kane W. Lynn y Irwin Pizor estaban al frente de Hemisphere Pictures, una compañía que se especializaba en películas realizadas en Las Filipinas creada a principios de los 60 del siglo XX, ya que Lynn se había enamorado del lugar cuando pasó por allí cumpliendo el servicio militar. Estas películas, dirigidas por Gerardo "Gerry" de León y Eddie Romero, eran principalmente cintas bélicas de acción, que aprovechaban los escenarios naturales de la zona. Pero sus películas no acababan de funcionar en el mercado norteamericano. Sam Sherman, luego un conocido distribuidor, trabajaba entonces en el departamento de marketing de Hemisphere y aconsejó a Lynn y Pizor que se olvidaran de las películas bélicas, que el cine de terror era el género que tenía más fácil llamar la atención del público al que iban dirigidos y hacerse un hueco en la taquilla americana. Lynn recordó que habían producido una película unos años antes que habían vendido a la televisión. Siguiendo el consejo de Sherman, decidieron reestrenar la película en cines, cosechando un sorprendente éxito. Esta película era La isla del terror (Terror Is a Man, Gerardo de León, Eddie Romero, 1959).

William Fitzgerald (Richard Derr) es el único superviviente de un naufragio cuyo bote llega a la costa de una isla misteriosa, donde es rescatado por sus habitantes. Esta isla se ha convertido en la base de operaciones del doctor Charles Girard (Francis Lederer), donde lleva a cabo sus experimentos lejos de ojos curiosos. Junto al doctor Girard en la isla vive su esposa Frances (Greta Thyssen), que desea volver a la civilización y dejar atrás los experimentos de su marido. William siente curiosidad por los experimentos del doctor Girard, en particular cuando lo que parece un peligroso animal ha escapado y atacado a distintas personas. William también siente curiosidad por Frances, aunque de otro tipo. Pronto se descubre que lo que se ha escapado no es un simple animal, sino un mutante creado por el doctor Girard.

El argumento de Terror Is a Man es un obvio derivado del clásico de H. G. Wells La isla del doctor Moreau, que entonces solo se había adaptado una vez en la fantástica La isla de las almas perdidas (Island of Lost Souls, Erle C. Kenton, 1932). El presupuesto solo permitía una criatura y no toda una isla de monstruos, pero los temas habituales en las pelis de mad doctors están ahí. La película se centra al principio en construir una historia compleja alrededor de los personajes, algo más melodramática de lo que era habitual en las películas americanas. Este aspecto era en el que se centraba Eddie Romero, mientras que Gerry de León se centraba más en buscar la manera más interesante de filmar cada escena. La suma de los intereses de Romero y De León son los que hacen destacar estas películas, con un guion y una imagen muchos más cuidada y trabajada que el de otras películas de terror exploitation de la época. La película tiene un aspecto cercano al cine negro, jugando con las sombras para crear texturas y aprovechar al máximo el blanco y negro.

También sorprende la calidad de Terror Is a Man porque es algo que no te esperas en lo que era una típica película de autocine, que además empieza avisando que sonará una alarma para indicar cuándo han de cerrar los ojos los espectadores más impresionables en las escenas más fuertes. Que teniendo en cuenta que originalmente fue filmada en 1959, ya os podéis imaginar que no son demasiado fuertes para el público actual.

El film arranca con la imagen de un plano, señalando que la acción transcurre en la ficticia Isla de Sangre. Este será el elemento que unirá las películas que se producirán después del sorprendente éxito de Terror Is a Man.

 

 


 

Las novias del monstruo (Brides of Blood, Gerardo de León, Eddie Romero, 1968) fue la primera de las secuelas que se estrenó desarrollando el concepto de Blood Island. No es una secuela, exactamente, ya que no continua la historia de Terror Is a Man, pero se trata de otra historia de terror en la que la isla hará honor a su nombre.

El doctor Paul Henderson (Kent Taylor), acompañado de su esposa Carla (Beverly Powers acreditada como Beverly Hills), viaja a la Isla de Sangre para determinar si ha tenido algún efecto perjudicial en el lugar la radiación de las pruebas nucleares que se hicieron allí décadas antes. En el mismo barco viaja Jim Farrell (John Ashley), miembro del Cuerpo de Paz que viaja a la isla para enseñar a los indígenas a construir sistemas de irrigación, mejorar las cosechas y que la vida allí sea más productiva y algo más fácil. Al poco de llegar, Alma (Eva Darren) les informa con dolor que su pueblo ha retomado prácticas que se consideraban parte del pasado. El doctor Henderson, Carla y Jim descubren que estas prácticas consisten en escoger mediante sorteo que mujeres se ofrecerán como sacrificio a una monstruosa criatura que aparece por las noches. Por si eso fuera poco, la radiación ha provocado diversas mutaciones en la flora y la fauna. Y también aparece el misterioso Esteban Powers (Mario Montenegro), a quien los indígenas temen y que puede que sepa más de lo que parece a primera vista de lo que sucede en la isla.

De las cuatro películas que conforman la serie Blood Island, esta es la que más me gustó.  Posiblemente por su argumento de puro pulp que incluye sacrificios de vírgenes a monstruos, criaturas mutantes, árboles asesinos y un memorable villano monstruoso. Por supuesto, el protagonista se enamora de la hija del jefe del pueblo y, por supuesto, será entonces elegida para el sacrificio poniendo a prueba el valor de nuestro protagonista. Elementos clásicos y familiares en el mejor sentido de la palabra, ofreciendo 97 minutos de puro entretenimiento, aderezados con escenas de terror e impresionantes efectos gore teniendo en cuenta la época y el presupuesto.

Esta película se puso en marcha debido al sorprendente éxito de Terror Is a Man y esta también se convirtió en un éxito, cimentando el potencial de la franquicia. En esta entrega se incorpora un elemento importante en las siguientes películas: el actor John Ashley, que había aparecido en algunas producciones de la AIP, entre las que destacan las beach movies que protagonizaron Annette Funicello y Frankie Avalon. Ashley era una especie de Ricky Nelson de Hacendado que se enamoró de Las Filipinas (y al parecer también de las filipinas) y se convirtió en protagonista de las siguientes entregas.

 

 

 


 

En Mad Doctor of Blood Island (Gerardo de León, Eddie Romero, 1969) John Ashley es el doctor Bill Foster, que llega a la Isla de Sangre para ofrecer sus servicios como médico a los indígenas. En el mismo barco en el que llega el doctor Foster también viajan Carlos López (Ronaldo Valdez), que quiere reencontrarse con su familia y pasado en la isla, y Sheila Willard (Angelique Pettyjohn), quien busca encontrar a su padre (Tony Edmunds) quien lleva años viviendo en la isla perdido en una bruma de alcohol, y es el interés romántico del doctor Foster. Al llegar a su destino, se encuentran que la población vive aterrada por la presencia de unas misteriosas criaturas de sangre verde que atacan a los habitantes de la isla sin piedad. ¿Es posible que el misterioso doctor Lorca (Ronald Remy) y sus experimentos tengan algo que ver? Claro que sí, la cuestión es si nuestros protagonistas sobrevivirán a la locura del doctor Lorca o se sumarán a su lista de víctimas.

Esta película tiene uno de los inicios más memorables no solo de la franquicia sino del cine exploitation de terror de la historia, ideado por los responsables de marketing de Hemisphere Pictures. Como las criaturas que aparecen en la película tienen la sangre verde, se les ocurrió repartir en los cines que proyectaban Mad Doctor of Blood Island unos sobres con "sangre verde" (colorante verde con azúcar) para que fuera bebido por los espectadores y evitar que estos se contaminaran y acabaran convertidos en criaturas monstruosas de sangre verde. Pero antes de beberlo, los espectadores debían recitar el juramento de la sangre verde. Para ello se añadió un prólogo a la película en la que unos adolescentes (el público objetivo para el que estaba pensada la película) escuchaban una voz en off que les recitaba el juramento, gracias a un rótulo los espectadores podían hacerlo también. Al parecer, muchos lo hacían, como parte de la diversión del film, poniéndose de pie en la sala y bebiendo la sangre verde tras recitar:

"Yo, una criatura viva de la entidad cósmica, estoy preparado para entrar en el reino de aquellos escogidos para que se les permita beber los fluidos de la Esmeralda Mística aquí ofrecidos. Me uno a la Orden de la Sangre Verde con una mente abierta y por los poderes de este líquido estoy preparado para ver las antinaturales criaturas de sangre verde sin miedo a ser contaminado."

Una vez todo el mundo estaba listo para ver las criaturas antinaturales de sangre verde, empezaba la película propiamente dicha. Y de forma igualmente memorable, con una mujer desnuda corriendo por la selva perseguida por ya os podéis imaginar qué (al parecer la muchacha no había bebido los fluidos de la Esmeralda Mística).

Hay una escena bastante desagradable, en la que los habitantes de la isla sacrifican cerdos y cabras para aplacar a los monstruos que los atacan, que siendo Las Filipinas a finales de los 60 se ve que se sacrificaron de verdad un par de cabras y de cerdos. Dejando de lado este momento, la película es otro divertimento en el que se acumulan las escenas gore y el terror clásico monstruoso. En esta entrega también se eleva el cociente melodramático, con un despliegue de complejas relaciones e historia pasada que obliga al espectador a prestar más atención a lo que sucede entre los personajes que los experimentos del doctor Lorca. A la mínima te puedes despistar y ya no sabes quién era el romance de quién o quién fue infiel con quién. Lo cual no le resta diversión a la película, todo lo contrario.

El argumento tiene algunos puntos de conexión con Terror Is a Man, pero eso no impide a esta entrega brillar con su propia luz verdosa. Seguramente es la más gore de todas, con personajes que acaban con sus entrañas esparcidas a sus pies, y de las más delirantes.

 

 

 


 

Cada entrega de esta saga había sido más exitosa que la anterior. Bestia de sangre (Beast of Blood, Eddie Romero, 1970) siguió la misma tónica, siendo la más taquillera de toda la saga. Es la única que se podría calificar de secuela, ya que arranca momentos después del final de Mad Doctor of Blood Island. Se descubre que una de las criaturas no estaba tan muerta como se pensaba y acaba con los supervivientes de la anterior entrega en el sangriento inicio. El único que se salva es el doctor Bill Foster, el personaje que interpretó John Ashley (que es el único actor de Mad Doctor of Blood Island que regresó para la nueva entrega).

El doctor Foster regresa a la Isla de Sangre para saldar las cuentas con el doctor Lorca (Eddie Garcia). A pesar de que no le hace gracia al buen doctor, al viaje se apunta la periodista Myra J. Russell (Celeste Yarnall) que investiga lo sucedido en la isla. Al poco, será secuestrada por los esbirros del doctor Lorca, cuyos nuevos experimentos han logrado mantener a la cabeza del monstruo de la anterior entrega separada de su cuerpo, con el que experimenta con distintas cabezas de diversa procedencia.

Como ya he mencionado, esta fue la entrega más taquillera de la saga. Posiblemente debido al cambio de tono, ya que el film es una película de delirantes aventuras en la jungla con toques de terror más que una pura película de terror. El cambio le favorece, centrándose más en la acción y evitando que se hiciera repetitiva (en especial cuando las ves todas seguidas poniendo en peligro tu cordura). Pero los momentos que destacan para mí no son tanto las escenas de acción como las escenas en las que discuten el doctor Lorca y la cabeza del monstruo, que se llama, lo creáis o no, Dom Ramón.

Este es un divertido y entretenido cierre a esta peculiar saga. Una serie de películas de terror delirantes, cargadas de litros de sangre y desnudos gratuitos, que hará las delicias de los amantes a la serie B y al cine de culto más loco.

 

7 feb 2025

Capitán Kronos, cazador de vampiros (Captain Kronos: Vampire Hunter)

 


 

No hay muchos estudios o productoras que tengan fans y se hayan convertido en estudios de culto, pero la birtánica Hammer es sin duda una pionera en este sentido. Creó un estilo particular de hacer películas de terror; una estética y un repertorio de actores que hacían que sus películas fueran inmediatamente reconocibles. Pero lo que diferencia la genial Capitán Kronos, cazador de vampiros (Captain Kronos: Vampire Hunter, Brian Clemens, 1972) de otros títulos de la casa que convirtió en estrellas a Christopher Lee y Peter Cushing, es que se apartaba del típico título Hammer para ofrecer algo adelantado a su tiempo y que ha cosechado admiradores más allá de los fans del estudio británico.

Brian Clemens había obtenido fama y prestigio trabajando en televisión, principalmente por ser el responsable de convertir la serie Los vengadores (The Avengers, 1961-1969) en la serie rompedora y clásica que se recuerda hoy día. En 1971 ideó y escribió el guion de El Dr. Jekyll y su hermana Hyde (Dr. Jekyll & Sister Hyde, Roy Ward Baker, 1971), otro peculiar clásico de la Hammer, lo que llevó al jefe de la compañía entonces, Michael Carreras, a pedirle a Clemens que escribiera un guion sobre vampiros. Antes de ponerse a escribirlo, Clemens pidió que le proyectaran todas las películas que la Hammer había hecho hasta entonces de vampiros, llegando a la conclusión de que todas tenían una fórmula que las hacía iguales. Además, vio que el personaje principal era el vampiro no el héroe. Por eso se puso a trabajar en una historia que convirtiera en héroe al cazador de vampiros y que se apartara de todos los tópicos y clichés que poblaban las películas de vampiros entonces. Clemens presentó el guion junto a la demanda de que solo se haría si él podía dirigirla, decisión que tomó porque llevaba tiempo queriendo dirigir y había tenido algunos problemas con Robert Fuest, director de otro guión de Clemens: De repente, la oscuridad (...And Soon the Darkness, 1970). Así nació Capitán Kronos, cazador de vampiros.

El capitán Kronos (Horst Janson) y su ayudante Grost (John Cater) van a ver al doctor Marcus (John Carson), un antiguo compañero del ejército de Kronos, que les ha pedido su ayuda para investigar una serie de misteriosas muertes. Jóvenes mujeres en la flor de la vida aparecen, de repente, convertidas en ancianas y fallecen de forma inmediata. De camino, Kronos libera a Carla (Caroline Munro), una joven gitana condenada por bailar en domingo. Carla decide seguir con Kronos y Grost para enfrentarse a la amenaza vampírica.

Capitán Kronos, cazador de vampiros mezcla acción y terror con toques de comedia, combinando estos distintos elementos de forma magistral. Una memorable escena terrorífica, en la que la sombra de una cruz se convierte en un vampiro, es seguida de una escena de acción que es un homenaje al cine del oeste a la italiana y a las películas de samuráis japonesas. Entre medio, escenas llenas de diálogos ingeniosos y divertidos. Kronos es un claro precedente de personajes como Buffy, cazavampiros y, en especial, del Blade de la Marvel, siendo ambos especialmente similares: los dos son supervivientes de ataques vampíricos que les dan habilidades especiales y van armados, entre otras cosas, con una espada. Otro elemento que habría hecho acto de presencia si se hubieran hecho más secuelas es la ciencia ficción. Clemens concibió Kronos como un viajero del tiempo que acabaría con distintos tipos de vampiros en distintas épocas.

La película de Clemens estaba adelantada a su tiempo, hoy día su mezcla de acción y terror es bastante común pero entonces era algo sin precedentes, que, irónicamente, se estrenó demasiado tarde para convertirse en un éxito. Se rodó en 1972 pero no llegó a las pantallas de cine hasta 1974. En Estados Unidos se estrenó en doble sesión con Frankenstein y el monstruo del infierno (Frankenstein and the Monster from Hell, Terence Fisher, 1974). Pero en 1973 se habían estrenado El exorcista (The Exorcist, William Friedkin), seguida luego de La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, Tobe Hooper, 1974); dos películas que transformaron por completo el panorama del género y provocaron que el estilo de terror gótico de la Hammer se viera anticuado y pasado de moda. En Inglaterra no le fue mucho mejor, ya que el film de Clemens se estrenó en doble sesión con Golden Swallow (Jin yan zi, Cheh Chang, 1968), estrenada con el título The Girl with the Thunderbolt Kick, un clásico de acción de artes marciales que, entonces, también había pasado ya de moda tras la fiebre por las películas de kung fu que inició Bruce Lee.

Que la película fuera emparejada con dos películas tan distintas indica que, en aquella época, no sabían bien como tratar una película que contenía elementos de acción y terror, además de otros guiños y homenajes, sin que perteneciera puramente a ningún genero. Eso sin olvidar que Capitán Kronos se vio afectada por la crisis de la Hammer, que para mediados de los 70 del siglo XX iba de camino al cierre. Es una lástima, porque vista hoy día la película de Brian Clemens resulta muy moderna. Es rápida, ingeniosa, muy entretenida, iconoclasta... Brillante, para resumirlo en una palabra. Es una maravilla que recomiendo sin reservas.