El sábado murió Peter O'Toole y hoy todos los diarios lo mencionan, le rinden homenaje y cuentan como su papel protagonista en Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, David Lean, 1962) lo convirtió en una estrella.
A mí siempre me gustó Peter O'Toole por la forma en que añadía cierta ambigüedad y extrañeza en sus personajes. Recuerdo especialmente el fantástico momento en La noche de los generales (The Night of the Generals, Anatole Litvak, 1967), en la cual O'Toole da vida a un oficial nazi que es también un terrible asesino en serie, en que O'Toole pasea por una sala de arte prohibido por los nazis y se ve presa de una terrible perturbación al ver su propia monstruosidad reflejada en "el arte decadente". Un momento que podéis ver en el artículo que le dediqué a este clásico.
Lawrence de Arabia es un film que encuentro fascinante no solo por ser uno de los últimos filmes épicos que se rodaron, un tipo de película mastodóntica que desapareció al término de los años 60, o por ser una obra cumbre del arte cinematográfico, una película tan magnífica que te hipnotiza, sino por cómo este film soberbio gira en torno a un protagonista que continuamente flirtea con la locura.
Poco después de su primera misión, Lawrence descubre su lado oscuro. O'Toole transmite perfectamente la perturbación de Lawrence tras su reacción al matar por primera vez; perturbación que nace en el hecho de que disfrutó el momento en lugar de aborrecerlo. Tras ser violado cuando es tomado prisionero, este lado sediento de sangre se desata, culminando en el momento en que Lawrence contempla fascinado su reflejo en un cuchillo ensangrentado: ¿este soy yo? ¿este monstruo ensangrentado soy yo?
Es algo que no muchos actores habrían sabido interpretar con tanta maestría. La interpretación de O'Toole, así como del resto del reparto, es también una de las razones por las que un film que dura casi cuatro horas se me pasa volando. Es la perfecta representación de la relatividad del tiempo: puede que el film dure 227 minutos, pero para mí es como si durara 27 minutos solamente.
Si hay algún joven aficionado que desconoce esta maravilla, que no pierda tiempo en disfrutar de una de las mejores películas de la historia del cine. Una gran manera también de rendir homenaje a este gran actor.
Lawrence de Arabia es un film que encuentro fascinante no solo por ser uno de los últimos filmes épicos que se rodaron, un tipo de película mastodóntica que desapareció al término de los años 60, o por ser una obra cumbre del arte cinematográfico, una película tan magnífica que te hipnotiza, sino por cómo este film soberbio gira en torno a un protagonista que continuamente flirtea con la locura.
Poco después de su primera misión, Lawrence descubre su lado oscuro. O'Toole transmite perfectamente la perturbación de Lawrence tras su reacción al matar por primera vez; perturbación que nace en el hecho de que disfrutó el momento en lugar de aborrecerlo. Tras ser violado cuando es tomado prisionero, este lado sediento de sangre se desata, culminando en el momento en que Lawrence contempla fascinado su reflejo en un cuchillo ensangrentado: ¿este soy yo? ¿este monstruo ensangrentado soy yo?
Es algo que no muchos actores habrían sabido interpretar con tanta maestría. La interpretación de O'Toole, así como del resto del reparto, es también una de las razones por las que un film que dura casi cuatro horas se me pasa volando. Es la perfecta representación de la relatividad del tiempo: puede que el film dure 227 minutos, pero para mí es como si durara 27 minutos solamente.
Si hay algún joven aficionado que desconoce esta maravilla, que no pierda tiempo en disfrutar de una de las mejores películas de la historia del cine. Una gran manera también de rendir homenaje a este gran actor.
4 comentarios:
El domingo estuve hojeando el libro que incluye la edición especial 50 aniversario y me entraron unas ganas locas de volver a verla.
Estoy de acuerdo con lo que dices de la ambigüedad que imprimía O'Toole a sus personajes. Como la primera película suya que vi fue Lawrence de Arabia pensé que era algo propio de este personaje, pero es cierto que en otras películas también lo hace.
Otro papel a reivindicar: Tiberius en Caligula.
En Calígula está realmente fantástico, lo exagerado y pasado de vueltas de la peli le permitía regodearse con el papel del postuloso Tiberius.
Este era uno de los clásicos que tenía pendientes por ver, así que esta tarde me he sentado en el sofá y lo he visto del tirón (es por eso que ahora tengo un poco de dolor de ojos, ya que no acostumbro a ver pelis de más de dos horas y pico x_X ).
La verdad es que me ha gustado por los mismos motivos que a ti. La forma en que se muestra el acercamiento de un perturbado Lawrence hacia la locura es genial, sobre todo después de que le violen. Es por eso por lo que la hora y media final me ha parecido la mejor parte del film, aunque el asalto a la ciudad costera, muchos años antes de la llegada de los efectos digitales al cine, también me ha parecido impresionante.
Pues ya iba siendo hora de ponerte con los clásicos, maldita sea! ;D Cuando la volví a ver en Blu-ray tras un tiempo sin verla me sorprendió lo corta que se me hizo. Me pasa lo mismo con Apocalypse Now Redux: se me pasan volando aunque su duración sea algo intimidante. Ya no hacen épicas como esta.
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