5 mar 2019

El día negro (Giornata nera per l'ariete)


El día negro (Giornata nera per l'ariete, Luigi Bazzoni, 1971) está considerado uno de los mejores títulos dentro del periodo más fértil del giallo, cuando imitaciones de El pájaro de las plumas de cristal (L'uccello dalle piume di cristallo, Dario Argento, 1970) empezaron a inundar los cines de todo el mundo.

Franco Nero es Andrea Bild, un periodista alcohólico que intenta descubrir quién es el responsable de una serie de asesinatos cuyas víctimas coincidieron con él en una fiesta de fin de año. El asesino deja un guante negro con un dedo recortado junto a cada cadáver, señal de que no son asesinatos casuales. El interés de Bild también es personal: la policía cada vez parece más convencida de que él es el asesino.

Al contrario que la mayoría de títulos de la época, el film de Bazzoni no es particularmente sexy ni contiene gotas de erotismo para atraer a los espectadores. Su argumento es bastante enrevesado, pero es muy sencillo averiguar quién es el asesino. Tampoco contiene los asesinatos brutales y violentos característicos del género. Entonces, ¿por qué está considerado como uno de los mejores gialli de la época? Por la dirección, la manera en que está narrado y transmite su mensaje al espectador, y la fotografía de Vittorio Storaro.

Por supuesto, el trabajo de Storaro es sobresaliente (más aún en la edición en Blu-ray de Arrow), pero sigue la dirección de Bazzoni a la hora de crear un mundo solitario, en el que los personajes se encuentran solos caminando en masivos paisajes urbanos. La soledad urbana es un tema que el director exploraría más a fondo en Huellas de pisadas en la luna (Le orme, 1975), pero ya aquí vemos cómo Bazzoni aisla a sus personajes en edificios semivacíos y calles desiertas. Casi parece que los personajes sean los supervivientes de algún desastre postapocalíptico. Además, también se juega mucho con los reflejos, incidiendo en el misterio central que investiga Andrea Bild, en el que nada es lo que parece y todo se ve a través de ventanas, escaparates, entre rendijas de persianas.

Parafraseando a McLuhan, el estilo se convierte en el mensaje. Mientras desarrolla la típica trama de misterio, Bazzoni utiliza cada plano y cada ángulo de cámara para reflexionar sobre la soledad urbana y existencial. Gracias también al trabajo del editor Eugenio Alabiso y la banda sonora de Ennio Morricone, esta reflexión sobre la soledad resulta tremendamente entretenida y absorbente.

Teniendo en cuenta el talento delante y detrás de las cámaras reunido en esta película, realmente lo mejor de cada casa, no es de extrañar la calidad del producto final. Bazzoni utiliza los recursos del género para expresarse artísticamente en lugar de simplemente crear un producto de consumo rápido para aprovechar una moda. Y una vez considerado todo el conjunto, es fácil entender porqué tiene un sitio de honor entre los mejores gialli de la historia del género.


2 comentarios:

Victor dijo...

Desconocía este título Raúl, yo el giallo lo veo por épocas donde me pongo a todo trapo, y luego dejo el género durante meses olvidado.
Me los apunto en la agenda.
Un saludo

Raúl Calvo dijo...

Se hicieron tantos en su momento que siempre se están descubriendo nuevos títulos. Por suerte, ahora se pueden ver con una claridad impensable hace unos años. Espero que te guste.