Desde que se estrenó el proyecto Grindhouse (2007) de Robert Rodriguez y Quentin Tarantino, se han estrenado diversas películas cuyo objetivo es recrear la exploitation de los años 70. Títulos como Dear God No! (James Bickert, 2011), Hobo with a Shotgun (Jason Eisener, 2011) y The Disco Exorcist (Richard Griffin, 2011) intentan recrear la experiencia de ver una película exploitation setentera, incluyendo también arañazos y defectos añadidos a la imagen posteriormente gracias a la magia de las computadoras.
Ninguna de ellas (incluyendo las de Robert Rodriguez y Quentin Tarantino) consigue, desde mi punto de vista, recrear con éxito una película de los 70. Con ello no quiero decir que sean películas que no me han gustado. Las que me han gustado lo han hecho por su argumento divertido, interpretaciones, dirección... Pero ninguna me hizo sentir de la misma manera que una auténtica exploitation de los 70. En ocasiones porque hay demasiado talento tras las cámaras, demasiados medios o se hacen desde una perspectiva irónica y/o paródica.
Lo triste para mí, es que estas películas son mucho más populares que las auténticas joyas de la época. Cuando se trata de lo auténtico, hay muy poco interés, tal vez porque son más desconocidas. Y es algo que me entristece porque ninguna de estas recreaciones modernas, por muy buenas que sean como películas, consigue hacerme experimentar la misma sensación de asombro, maravilla y fascinación que consiguen hacerme sentir títulos aquí comentados como Love Me Deadly (Jacque Lacerte, 1972), Switchblade Sisters (Jack Hill, 1975), Pets (Raphael Nussbaum, 1974) o Toys Are Not For Children (Stanley H. Brassloff, 1972), por nombrar solo unos pocos.
No, ninguna de estas modernas recreaciones consigue poner en mi cara la sonrisa de absoluta satisfacción que consiguió poner la oscura joya de la época, recientemente editada en Blu-ray, Massage Parlor Murders (Chester Fox, Alex Stevens, 1973) (o como dicen en los títulos de crédito: MASSAGE PARLOR MURDERS!). Una película que soy consciente la mayoría no ha oído hablar de ella, pero espero que de todos modos os interese, porque es oro puro. Y lo digo sin ninguna ironía.
Como decía al principio, Grindhouse provocó que se empezaran a filmar recreaciones de exploitation setentera, pero también -y esto es algo muy positivo- que se empezarán a editar correctamente películas que de otro modo habrían quedado en un injusto olvido. En el caso de Massage Parlor Murders, hasta se ve acompañada de extras, como un interesante libreto escrito por Chris Poggiali que habla sobre la curiosa historia tras la película y su contexto histórico. Por eso mismo me voy a centrar en hablar de la película solamente, espero que os resulte lo suficientemente interesante como para que la compréis y leáis vosotros mismos el libreto de Poggiali.
Esta maravilla es un sangriento thriller que transcurre en la parte más sórdida del Nueva York de los 70, pero curiosamente se inicia con una secuencia divertidísima sobre un reluctante cliente que va por primera vez a un salón de masajes con "final feliz". Imaginaos a George Costanza yendo a un local de prostitución y os haréis una idea de cómo es esta escena. Después arranca ya la película, tras una deliciosa secuencia de títulos de crédito.
Sin entrar en terreno spoiler, os diré que tras ver esta película posiblemente cambiéis de opinión sobre la originalidad de cierto tenebroso y muy imitado thriller de mediados de los 90. Los (anti)héroes de Massage Parlor Murders son un par de policías que persiguen a un asesino psicópata cuyas víctimas son chicas que trabajan en las casas de masaje. La primera de las chicas asesinadas, Rosie (Chris Jordan), resulta ser la chica habitual que visita uno de los protagonistas, el detective Rizzoti (George Spencer). Esto provoca que para el detective Rizzoti no sea un caso normal sino una misión de venganza, y como consecuencia de ello cualquier sospechoso posiblemente reciba una paliza antes de que ni siquiera sepa por qué le persiguen. Su compañero, el detective O'Mara (John Moser), iniciará una relación con una de las amigas de Rosie, Gwen (Sandra Peabody, la Mari de La última casa a la izquierda [Last House on the Left, Wes Craven, 1972]), la cual le ayudará a conocer el lado más "abierto" de la ciudad.
Rizzoti es representado de forma muy interesante. Mientras que cuando se encuentra por las calles se encuentra en su elemento, cuando llega a casa parece que entra en un ambiente hostil. Su esposa, que obviamente no sabe nada de la relación de su marido con una de las víctimas, no entiende que se obsesione con un caso en el que las víctimas son mujeres de mala vida. "¿Y qué pasa con las personas normales que van a la iglesia?" le recrimina a Rizzoti, el cual abandona la casa lleno de ira. Y entonces hay un momento en que de repente Massage Parlor Murders se transforma en Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976, 1-2-3): Rizzoti deambula de noche por las calles de Nueva York buscando al asesino y oímos un monólogo interior que lo podría haber firmado Travis Bickle.
A O'Mara le va algo mejor con Gwen, que en una de sus primeras citas lo lleva a una piscina donde la gente celebra una especie de fiesta/orgía swinger que no está precisamente llena de atractivos actores y actrices eróticos, más bien parece que el equipo de filmación se coló en una auténtica fiesta de alegre sexo setentero (cosa que no pasó, pero transmite ese realismo). Esta visita provocará que O'Mara persiga desnudo a un posible sospechoso por las calles de la ciudad. Me encanta como intenta decomisar un coche, se da cuenta que no lleva la placa (ni nada), así que decide tumbar de un puñetazo a un taxista y robarle el coche.
La investigación lleva a Rizzoti y O'Mara a lugares y personajes realmente extraños, como el más bizarro espectáculo de peep show que he visto nunca (tampoco es que haya visto muchos) y a un extraño adivino, que resulta ser el cameo de un popular cómico americano de la época: Brother Theodore, que es realmente divertido. Todos estos momentos acompañados por la fantástica banda sonora de la película, un rock/funk setentero estupendo.
Además, la película es una perfecta cápsula temporal de la época, que te permite ver cómo era Nueva York antes de ser "limpiado". Especialmente me gustó un momento en que Gwen y O'Mara pasean por la calle y se ven diversas marquesinas de cines que te hacen babear y desear haber estado allí.
Massage Parlor Murders consigue, con apenas 80 minutos de duración, ofrecer al espectador momento sublime tras momento sublime. Una historia realmente intrigante y algo adelantada a su época (de la cual no se sabe quién es el autor ya que no aparece acreditado el guionista), abundantes desnudos, sangrientos asesinatos y buenas interpretaciones. Una joya que sale de la oscuridad con todo el lujo que se merece. Toda una maravilla que me ha encantado y proporcionado un placer inmenso. Ya no las hacen así.
Tráiler creado para la ocasión por Vinegar Syndrome, distribuidores de esta maravilla. En el Blu-ray se incluye el tráiler original y el que se hizo cuando la película se editó como Massage Parlor Hookers.
6 comentarios:
Que conste que yo soy bastante fan de casi todas las películas estas que recrean el estilo setentero y demás, pero a veces me pongo a pensar en la tontería que es. A fin y al cabo, si se quiere ver algo de aspecto setentero ¿no es mejor poner directamente una película de los 70?
Dicho esto te diré que jamás había oído hablar de la película que comentas, pero tiene buena pinta.
Pues sí, es mejor poner directamente algo de los 70. No es que no me gustaran (bueno, algunas no me gustaron) pero prefiero que las películas actuales miren hacia delante.
Te doy toda la razòn ,superar las peliculas originales es muy dificil, a mi de manera particular no me agradan que se copie una pelicula ya que considero que es una fata de imaginaciòn y cretaividad. Optimo post
Por desgracia, Daniela, hoy en día hay mucha carencia de imaginación y creatividad.
Yo tampoco la conocía pero me ha llamado mucho la atención. Si encima está en blu, creo que la voy a pillar, porque lo del poli sin placa (ni nada) tengo que verlo.
Se ha notado que te mola de verdad.
Pues me ha molado mucho, Einer. Además, puedes poner la peli y dejar que vaya sonando la banda sonora de fondo si haces una fiesta en casa.
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