29 feb 2012

Premios y taquillazos

Últimamente estoy siendo muy errático con esto del blog. La respuesta es bien sencilla: gripe. La que paso yo y la que ha pasado gente cercana a mí. Ahora mismo tengo más cuerpo de quedarme escuchando la mezcla 5.1 del Dark Side Of The Moon y tener una experiencia extracorporal que aburriros a vosotros con largas parrafadas sobre películas casi olvidadas. Es por eso también que este artículo aparece un poco más tarde de lo que habría tocado.

Como ya sabéis, o lo sabéis ahora, todas estas zarandajas de los premios (ya sea el Oscar, el Goya o el TP de Oro) me importan tres pimientos y medio porque no tienen ninguna importancia real artística, sirven un propósito puramente mercantilístico y publicitario. De la misma manera que películas modestas y sin recursos aprovechan los festivales de cine para obtener una proyección que de otro modo les sería difícil (o imposible) conseguir. No lo critico porque soy consciente que en muchos casos es la única manera que películas estupendas sin recursos tienen de promocionarse (esto no se aplica, obviamente, a los premios académicos). Si a la gente le hace gracia el "chou" y el glamour, pues que lo disfrute a tope. A algunos les gusta ver largas ceremonias, a otros les gusta que los aten a la cama y les fustiguen gritando: "chico malo, chico malo"; cada cual tiene sus gustos.

El hecho que no me interesen los premios, los nominados y demás no quiere decir que no me haga gracia observar las reacciones a posteriori de diferentes medios, periodistas y amig@s (aunque me doy cuenta que reírse de los demás es cosa de mala persona y apenas lo hago).

Una cosa que no entiendo, sin embargo, es que la gente utilice haber obtenido o no un premio para sostener que una película es mejor o peor que otra. Recuerdo que cuando Forrest Gump ganó el Oscar a la mejor película en detrimento de Pulp Fiction, varias amistades lo usaron como prueba de que Pulp Fiction era mucho mejor y no le habían dado el Oscar porque era rompedora y Forrest Gump era una "americanada" (las reacciones cuando señalaba que Pulp Fiction en el fondo tenía tantos elementos de americanada como Forrest Gump no fueron recibidos de forma positiva). De la misma manera, me intentaban justificar que Gladiator era una buena película porque había ganado un Oscar.

Para mí los premios no son un factor válido para juzgar una película porque en el caso de los festivales dependen enteramente de los gustos personales del jurado que varía cada año y en el caso de los académicos hay muchos casos de amiguismos (gente que vota a sus amigos sin tener en cuenta el talento de los demás) y en muchos casos no se han visto todas las películas en competición. Se otorgan, además, cuando hace relativamente poco que se han estrenado las películas y se carece de suficiente perspectiva como para juzgar todo el conjunto de lo producido en un año en particular (que, por supuesto, es el objetivo de los premios).

Este año también se ha dado un curioso fenómeno. Mientras por aquí se felicita todo el mundo del sabor europeo que han tenido los Oscars y se ha hecho despliegue de una actitud un poco pueblerina dándose todo el mundo palmadas en la espalda por los premios que se han financiado desde aquí -como cuando Antonio Banderas gana algo, que parece que medio país ha estado actuando con él en la película-; en Estados Unidos se comenta el hecho de que las películas más premiadas y más celebradas (La invención de Hugo y The Artist) han sido rotundos fracasos de taquilla (la primera) o no las ha visto casi nadie (la segunda). También me llama la atención como en las revistas de cine se dedican páginas a detallar las recaudaciones que ha obtenido cada film desde su estreno.

El hecho de que una película recaude más o menos dinero tampoco creo que sea un factor a la hora de justificar que una película sea buena o mala. Para empezar, a mí no me han gustado todas las películas que he ido a ver al cine, pero igualmente se contabiliza el dinero de mi entrada. Es decir, estas cifras sólo indican la cantidad de gente que ha ido a ver una película, algo que puede lograr una campaña  publicitaria bien hecha: que te engañen para ir a verla. Por supuesto, el dinero es importante para los estudios, y del éxito de algunas películas depende que se hagan más de un mismo estilo. Aunque hoy día tampoco es así: cuando originalmente se estrenó El caso Bourne fue un fracaso de taquilla pero se hicieron las secuelas cuando se observaron unas espectaculares ventas de la edición en DVD.

Pero yo no soy una gran productora. A mí que una película recaude mucho o poco no me interesa. Ciudadano Kane, Blade Runner, El resplandor... La lista de films que fueron rotundos fracasos de taquilla en su momento y hoy son consideradas clásicas es muy larga. Y ahí realmente encontramos uno de los factores realmente objetivos a la hora de separar una buena película de una mala: el tiempo. Si pasan 30 o 40 o más años desde el estreno de una película y ésta se sigue viendo, desde luego -nos guste personalmente o no- esa película debe tener algo que la hace especial, que ha hecho que sobreviva cuando otras han sido olvidadas.

Pero, en el fondo, ¿qué más da si una película es buena o mala mientras nos guste? ¿Qué más da el dinero que haya recaudado mientras nos emocione? ¿Qué importan los premios que haya o no obtenido mientras nos haga disfrutar?

8 comentarios:

Javier Simpson dijo...

Pues mejórate cuanto antes. Lo pillaste casi al final del invierno. Bueno, en Cataluña pegó hace unas semanitas duro de cuidado…

Discrepo un tanto contigo en que premios como los Óscars o los Goya tengan sólo un fin mercantilista, o esencialmente, como expresas. Hay películas que ganaron Óscars que son enormes y, supongo, la gente de la academia las habrá votado porque le gustaron o le parecieron buenas pelis.

A mí también me repatea ese provincialismo chovinista europeo cuando una peli hecha aquí, como es el caso presente con The Artist, gana un premio como un Óscar y nos felicitamos de un modo que parece alimentar nuestra vanidad. Nos creemos algo por eso… vaya coña!

Joer, Raül, pues yo sigo empeñado en que El Resplandor tuvo una buena taquilla. Lo he leído ya unas cuantas veces, y tantas veces no se puede equivocar uno. Tal vez fue en su reestreno en cines, no sé…

Un saludo. Buen post…

Raúl Calvo dijo...

Javi, no es que el fin de los premios sea mercantilista en un principio, pero se ha convertido en una forma más de promocionar una película. En cuanto a los Oscars, es bien sabido que muchos académicos no han visto todas las películas o sólo han visto el resúmen que les envia la productora. Obviamente hay gente que vota lo que le gusta, pero, de todos modos, no deja de ser la opinión subjetiva de una persona. Mi información sale principalmente del documental Stanley Kubrick: Una vida en imágenes y libros sobre Kubrick (así como las ediciones especiales) se cuenta que El Resplandor fue un fracaso ya que se enlazaba con el fracaso de taquilla que fue Barry Lyndon. De todos modos, qué más da si fue un fracaso o no, la película es la misma! :D

Javier Simpson dijo...

Claro, siempre hay que hacer selecciones porque sino sería imposible ver todo, incluso cine interesante que pasa desapercibido. La promoción forma parte de la industria. Si sabes vender una peli, y la peli es buena, mejor que mejor. Lamentablemente hay pelis que son muy buenas y no se saben promocionar bien (Santiago Segura con su primer Torrente, según tengo entendido, se lo montó muy bien y no necesitó mucho dinero para una buena promoción, aunque la peli en este caso no fuera ninguna maravilla), o no se pueden promocionar todo lo que se quisiera por falta de medios; esas pelis a veces no se llegan a conocer. El mercado es demasiado grande y hay que apostar en ocasiones... no vas a ver todo. Supongo que el instinto, los comentarios que te llegan, una imagen, etc influyen en que se pueda dar a conocer un film, y si alguien de prestigio (un crítico, un director, etc) dice algo bueno de ese film, que en principio tenía todas las papeletas para pasar inadvertido, esa publicidad puede ayudarlo a salir adelante y darse a conocer.

Raúl Calvo dijo...

Efectivamente, el problema es que los académicos votan sin haber visto todas las películas lo cual le quita rigor a la elección. Por el contrario, con los jurados de los festivales por lo menos hay la garantia de que han visto todas las películas a concurso.

Dr. Gonzo dijo...

Yo en mi vida he visto una gala de los Oscar. De los Goya he visto pedazos, pero nunca enterás.
Luego me informo de qué películas han ganado o dejado de ganar, pero vamos, por pura curiosidad, porque como bien dices, todo es puro markéting. Y fíjate, aunque los académicos se viesen TODAS las películas, seguiría pensando que valorar una película por el número de premios recibidos no es válido. Para saber si una película gusta o no, lo que hay que hacer es verla y punto.

Nunca he conocido a nadie que me diga "tal película es buena por tener 20 Oscar", pero si me han dicho, y muchas veces, que una película es buena porque ha tenido mucho éxito en taquilla. ¿Y qué? Crepúsculo ha tenido éxito ¿es por eso buena? Obviamente no.
Ese modo de valorar una película me parece más ridículo y sin sentido que el de los Oscar.
Cada persona tiene su criterio, y lo único que se puede tener en cuenta a la hora de valorar una película es haberla visto. Ni críticas, ni taquilla, ni premios.

Raúl Calvo dijo...

Pues nada, ya lo has dicho tú todo. :D

Mustangcillo dijo...

¿Aburrirnos? Para nada, tus artículos son interesantes, completos e informativos, y este no es ninguna excepción, jeje.

La verdad es que lo de los oscars es de jurado de guardia. A mí me parecen un aburrimiento terrible... Aunque bueno, siempre pueden pasar cosas divertidas como lo que pasó con Sasha Baron Cohen.

Siempre me ha hecho gracia la gente que se piensa que porque una película reciba varios oscars ya tiene que ser buena. Buena o no, no significa que una peli sea divertida. Por ejemplo, "Titanic" ganó muchos oscars, pero a mí me aburre sobremanera... Y, bueno, he llegado a gente decir que una película es muy buena porque va mucha gente a verla (eso me decían de "Avatar", la cual no puedo juzgar porque aún no me he decidido a verla. Lo peor es que les intentaba explicar que ese razonamiento no era correcto, y era IM-PO-SI-BLE, hacían oídos sordos, jeje).

Como bien dices, el tiempo es lo más importante a la hora de calificar una película. Esto lo extiendo hasta a lo personal... Hay películas que de adolescente me parecían un aburrimiento (por lo típico en relación al criterio de un adolescente o de alguien que ha visto poco cine; porque no tenían mucha acción, los personajes estaban todo el rato hablando y eran lentas, ya ves tú), y hoy en día me encantan y fascinan a partes iguales.

En fin, tan sólo me queda decir que te mejores, jeje. Un saludo.

Raúl Calvo dijo...

Gracias, ya me noto mejorando, mejorando. De Titanic recuerdo que me hizo mucha gracia cómo la profe que tenía de lite catalana la ponía a parir diciendo que, al durar tres horas, además de ser mala te quitaba un trozo de vida! Avatar la vi en el cine y no me gustó, pero por mi cumpleaños me regalaron la edición en Blu-ray y el montaje del director me gustó mucho, lo he visto ya varias veces. Y creo que a todos nos pasa eso de que con el paso del tiempo películas que no nos gustaban nos gustan y viceversa.