2 mar 2012

Climax aka Amenaza en las aulas


Nos encontramos hoy ante un título exploitation rodado tras la Transición en 1977, que durante todo momento intenta mantener cierta capa de seriedad pero no deja de ser un drama sensacionalista que tímidamente explota la libertad recién adquirida en España para mostrar lo que no se podía mostrar, sin llegar nunca al extremo pero siempre rozándolo, que hoy día resulta interesante como retrato de una época.

Climax aka Amenaza en las aulas (Francisco Lara Polop), ya desde el título (o títulos) se muestra como un puro producto exploitation, intentando atraer a los espectadores ávidos de emociones fuertes. Pero en su mayor parte no deja de ser un drama adolescente al que se incorporan elementos sensacionalistas. El film se ve beneficiado de un estupendo reparto, como la bella Silvia Tortosa como profesora corruptora de alumnas, en el cual destaca la bella Annie Belle, que interpreta a la protagonista, aunque su interpretación es difícil de juzgar: esta actriz es francesa y fue doblada en la película por otra actriz, así que los momentos flojos de la interpretación pueden ser tanto responsabilidad suya como de la dobladora. Lo que es indudable es que está muy atractiva durante toda la película, aunque en el momento de rodar tenía 21 años y no pasa como jovencita de 16 años, la edad que supuestamente tiene su personaje.

La película nos cuenta la historia de Ana (Belle), una joven niña bien que debido a que en su casa no la entienden se junta con malas compañías, a excepción de un Buen Chico: Ricardo (Andrés Isbert). Su madre (Teresa Gimpera) se dedica a vivir cómodamente su existencia de "mujer de" y su padre (Javier Escrivá) es un importante político centrado únicamente en mantener las aparencias para que nada perjudique su carrera.

La parte dedicada a representar al padre en su faceta política resulta muy acertada en el sentido de que sigue siendo vigente. El discurso vacío de don Alvaro (crisis, hay que trabajar duro, las cosas están muy mal, la oposición no tiene discurso) es bastante parecido a los discursos que nos sueltan los políticos hoy día. Especialmente divertido en este aspecto resulta un momento del film dedicado a mostrar como se hace una entrevista propagandística en la que don Álvaro y el director fabrican unas idílicas escenas familiares que poco tienen que ver con la realidad. Es un momento en que se muestra la rebeldía de Ana, provocada por el hecho de que mientras en la realidad no le hace ningún caso, en la escenificación publicitaria se muestra como amante padre.

A pesar de la falta de atención de sus padres y de la cómoda vida que disfruta, Ana se mantiene más o menos inocente, hasta que su amiga Mari Luz (Beatriz Rossat) la introduce en el oscuro mundo de... ¡Las fiestas adolescentes! Unas fiestas en las que da dos caladas a un porro y un tío le mete un poco de mano, hasta que ella lo aparta asqueada. Parece poca cosa, pero el daño ya está hecho: lo siguiente es ya un trío entre Mari Luz y este tío sobón, que tiene lugar en un castillo (!).

Eso sí, no penséis que es una película cargada de sexo. No se trata de una película erótica ni mucho menos, los desnudos que hay son los prácticamente exigidos por los productores del momento deseosos de llenarse los bolsillos llenando las pantallas de mujeres desnudas.

Hay que señalar que en esta película todo el mundo está continuamente fumando. Si al empezar la escena un personaje no está fumando, lo hará a mitad de escena o cuando esta acabe. Realmente me sorprendió el nivel de tabaquismo que se muestra en el film, incluso teniendo en cuenta que fue rodada en los 70. El caso es que durante una escena en la que el padre de Ana atiende a unos prestigiosos invitados en el jardín. Mientras éste hace un discurso, el hermano pequeño de Ana pasa por delante nuestro fumando un cigarro. Bueno, en un principio parece un cigarro (ya que tiene costumbre de pillarle los cigarrillos a su hermana), pero luego se tambalea y se cae a la piscina. Mientras el niño se ahoga, el padre y la madre se ponen pedir ayuda pero nadie salta al agua. Nadie. Todos mirando como el niño se ahoga pero sin hacer nada, hasta que finalmente el padre decide tirarse al agua y rescata al niño (momento en que el espectador se da cuenta de que hacen pie en la piscina) y se enfada por el ridículo que le han hecho pasar.

No sé a vosotros, pero a mí me parece que hay bastantes cosas que están muy mal, a varios niveles, en esa escena. Lo bueno llega cuando la madre aliviada se ríe del incidente y se le acerca una amiga que ha recogido la colilla tirada por el niño. Tened en cuenta que ambas son atractivas mujeres vestidas con traje de noche, de unos 40 años, cuando tiene lugar el siguiente momento: como decía, la amiga recoge la colilla, la huele, se la da a oler a la Gimpera diciéndole: Mira, ¿sabes qué es? y luego suelta la inmortal frase: Chica, qué precocidad. Un joy, momento que me hizo reír bastante. Imagino que "joy" debe venir de joint, que era una manera de referirse a los porros en inglés.

Este incidente sirve de puente a la segunda parte de la película: Ana, como castigo, es enviada a un internado femenino. Allí hace amistad con Cristina (Virginia Mataix) y se verá arrastrada a las tópicas fantasías de internado femenino. Aunque, como decía al principio, se lleva todo de una forma más o menos tímida, y hay un momento en que una de las amigas comenta ir al cine a ver una película erótica ambientada en un internado femenino que cuenta parte del argumento de lo que sucede allí. Los festivos eventos que tienen lugar en el internado llevarán a la tercera parte de la película: Cristina y Ana se fugan e intentan vivir la gran vida en Madrid. Allí, caerán en las garras de la heroína y su vida degenerará rápidamente.

Climax resulta un poco esquizofrénica: no es erótica pero tiene desnudos más que gratuitos, regalados y presenta cierta moral e intenta mostrar el daño que provocan las drogas al tiempo que lo explotan a gusto en el argumento de forma sensacionalista; pero a pesar de todo (o tal vez por eso mismo) resulta bastante entretenida y ofrece diversos momentos de impagable comedia involuntaria.

4 comentarios:

Javier Simpson dijo...

Parte I:

Y relacionado con lo que habíais hablado antes del tema de los premios, Óscar y demás y el marketing, está claro que lo más importante para uno es el gusto personal, hasta ahí podíamos llegar; pero yo no hablé de eso. Yo hablé de cómo se llega a una película, cómo seleccionas a la hora de ver cine.
En el gusto personal influyen muchas cosas, como el género (gusta más un género determinado que otro), el director, guionistas, actores, temas que trata la peli, etc etc.

En un premio como los Óscar hay marketing, sí, pero no es un marketing llamémosle a priori, o sea: los premios no promocionan películas (publicidad) para que ganen más dinero como función propia, como objetivo, como se hace en las producciones de los films. Ese marketing se produce a posteriori, el premio no es un medio (fin: ganar más dinero) que haga que la peli después pueda ganar más sino que da la posibilidad de que pueda incrementar su taquilla. Después, claro está, hay pelis que en su producción no tuvieron salida comercial y con un premio como el Óscar puede recaudar mucho dinero, pero eso es por el prestigio del premio, no porque la finalidad del premio sea esa, no sé si me entiendes, Raül.

Creo que en un premio como el Óscar no hay esa función de marketing porque los premios como ese no tienen como propósito hacer que una peli gane más en taquilla al recibir el premio. Su naturaleza no es esa sino el reconocimiento de la Academia de cine a las películas que más gustaron de la selección que se había hecho previamente. Y ahí entraríamos en otro debate. ¿Cómo se seleccionan? Porque de alguna forma tendrá que hacerse. Tal vez el método de selección no sea el más idóneo y los miembros de la Academia no vean mucho para poder tener un abanico más amplio donde elegir. Los premios de Críticos, como los Globos de Oro, que creo que da la prensa extranjera, o el círculo de críticos de Nueva York o de Los Ángeles dan las pautas. ¿Mejor no fiarnos de ellos? Bueno, podíamos, pero no todo lo que premian es desechable, ni mucho menos…

Javier Simpson dijo...

Parte II:

Uno llega a las películas de dos formas:
1- Conociendo lo que va a ver
2- Desconociéndolo

Si conoces lo que vas a ver es que ya tienes experiencia con determinado director, guionista, actor, etc dentro de tal o cual género y que trate tal o cual tema.
Si nos fijamos en el director, por ejemplo, la primera película que has visto de él fue porque alguien te habló de ella, o leíste algo sobre ella, o recibió algún premio que a ti te interesa y eso hizo llamar la atención sobre ti, o algún crítico de cine que te gustase la puso muy bien… no hay otra. A lo que voy: las pelis no llegan a uno porque sí, por ciencia infusa.

Y si no conoces nada de la peli se llegará a ella del mismo modo: fijándote en algo que has leído, o alguien que te habló de ella, el boca a boca famoso, por ejemplo, etc etc

Por último podríamos decir algo acerca de a quién hacer caso y a quién no.
Un aficionado al cine siempre tiene sus referentes, sus críticos favoritos con los que está más de acuerdo, algún amigo aficionado al cine, algún festival favorito en el que se fija porque el tipo de cine que ofrecen es el que más te tira, etc
Para los Óscar ya hay un público determinado por el bagaje que tienen esos premios y lo que suelen ofrecer al cabo del tiempo, con sus tendencias, modas pasajeras, etc, pero casi siempre dentro de unos cánones cinematográficos establecidos que te pueden gustar más o menos, pero que están ahí y hay a mucha gente que le convencen…
Un ejemplo para terminar, Raül: alguien como tú seguro que un festival como Sitges lo tiene entre sus favoritos y se fija en determinadas películas que ponen allí a la hora de ver después cine, unido a alguna crítica que te interese y demás. ¿Acaso en ese festival no hay marketing como dices que hay en los Óscar? Hay películas que gracias a ese festival tienen mucha más salida después. En los Óscar, sin embargo, se dan muchos casos de pelis que ya tuvieron su producción y una gran taquilla y luego ganaron el premio Óscar. El marketing verdadero ya venía de antes, no se lo dio esencialmente el Óscar. El premio le pudo, o no, ayudar a que después pudiera tener más taquilla.


Referente a la peli de la que hablas aquí, antes de nada decir que la tía del póster se las trae así en esa posición y tirada en el suelo, no sé si tomármelo por el lado erótico o criminal :-D

Silvia Tortosa es una actriz atractiva, bastante erótica, pero la verdad es que nunca me ha tirado demasiado el cine que ha hecho. Está bien la reseña que has escrito sobre ella, y seguro que tiene cosas que merecen ser vistas, pero en este caso creo que pasaré.

Un saludo, Raül

Javier Simpson dijo...

En el primer a priori de la parte I quería decir a posteriori. A priori el marketing sería el de las producciones cinematográficas de toda la vida, con su promoción, tourné y todo ese rollo que se monta (merchandising), sobre todo en grandes producciones.

Raúl Calvo dijo...

Javi, tengo la impresión de que te he dado la idea de que el marketing es algo malo. No lo creo. Obviamente, cuando una peli gana un Oscar se utiliza eso en la promoción para ganar espectadores. Eso a mí no me parece mal, es normal y lícito. Se empieza cuando se sabe que la película ha sido nominada y se sigue luego con los premios que ha ganado (si los ha ganado), me parece perfecto. Yo no criticaba los Oscars por eso, yo a lo que me refería es que el hecho de una película haya ganado un premio (ya sea académico o de festival) o no, no significa que la película sea mejor o peor. No es un criterio válido para juzgar la calidad artística de la película porque intervienen factores que no son cinematográficos ni artísticos (amiguismos, el gusto personal de los que votan, la moda del momento...) En otras palabras, desde mi punto de vista no tienen ningún peso ni a favor ni en contra: no veré o dejaré de ver una película en función de que haya ganado este o aquel premio.

Y por cierto, parte del marketing y la promoción es el tráiler. Y yo disfruto mucho con un buen tráiler.

De lo que dices en la parte II: Yo no sé lo que hacen los demás pero te diré lo que hago yo:

Yo no sigo ningún festival, ni leo críticas de cine recientes o de películas que no he visto, ni hago caso de lo que me dicen los amigos. Yo me guio por el instinto. Sí que leo revistas de cine y páginas web de cine (americanas y británicas principalmente) para saber que proyectos hay o ver si hay alguna noticia interesante o alguna edición interesante en Blu-ray. También leo ensayos y comentarios pero de películas que tengan como mínimo 20 o 30 años. Lo principal es el instinto: me guio por mi intuición a la hora de decidir que películas ver. Muchas veces me compro películas por Amazon por puro impulso: veo la portada o leo el argumento y me la compro sin pensarlo. De momento no me falla, sólo alguna vez en el cine. Pero ya te digo que me mantengo apartado de festivales, premios, críticas y comentarios sobre pelis recientes para que no interfieran con mi instinto. Supongo que cada cual tendrá su propia manera. Un saludo.