28 oct 2013

Muerte a 33 revoluciones por minuto (Trick or Treat)


Empezamos la semana con una película de temática "halloweeniana" que representa la peor pesadilla de los fanáticos religiosos de los que hablábamos la semana pasada (aquí), pero puede resultar entretenida y divertida para los amantes del terror, la serie B y el rock duro.

Lo cierto es que no estaba seguro de hablar de esta película porque mi anterior post sobre rocksploitation o Heavy Metal Horror, como prefiráis llamarlo, pasó sin pena ni gloria (más pena que gloria, para que nos vamos a engañar). De todos modos, Muerte a 33 revoluciones por minuto (Trick or Treat, Charles Martin Smith, 1986) creo que es lo suficientemente interesante como para que le deis una oportunidad aunque no os vaya este curioso subgénero.

Eddie Weinbauer (Marc Price) es un adolescente aficionado al rock duro y el heavy metal que sufre constantes bromas y humillaciones por parte del típico grupito de imbéciles abusones de peli de instituto americana. Eddie sufre además un duro golpe cuando su cantante favorito, Sammi Curr (Tony Fields), muere en un incendio. Sin embargo, cuando un locutor de radio amigo suyo, Nuke (Gene Simmons), le regale las últimas canciones que dejó grabadas, Eddie descubrirá que Sammi puede que no esté tan muerto como cree el mundo.

Al principio, Muerte a 33 revoluciones por minuto -me encanta el título castellano- parece que será otra historia de venganza adolescente, cuando Sammi ayuda a Eddie a vengarse de los abusones. Pero pronto la película toma otra dirección cuando Eddie descubra que no puede controlar a Sammi y empieza a amenazar a aquellos que tiene cerca.


El film tiene algunos toques interesantes, como la evolución de Eddie que tiene un verdadero arco dramático y la forma en que se cachondea de la histeria anti-rock duro de los 80 que se mezclaba con el miedo a las sectas satánicas que había entonces en Estados Unidos. Pero no deja de ser una tontorrona película sobre un roquero asesino de ultratumba. No se acaba de tomar muy en serio a si misma, así que el espectador tampoco debería hacerlo, de modo que se queda en un entretenimiento con bastante gracia.

Eso sí, a pesar de lo limitado del presupuesto, el film tiene unos efectivos efectos especiales, gracias también al encanto que tienen (por lo menos para mí) los efectos de la época. Otra cosa que tiene encanto es el uso de vinilos y cintas de casete, que hoy día me llena de nostalgia y que creo pone en evidencia que este tipo de películas no tendría el mismo encanto hoy día. El vinilo tiene un poder ritualístico del que carecen los discos compactos, los mp3, ipods y demás.

También he de decir que Trick or Treat podría haber sido más de lo que es si hubiera tenido otro director. Charles Martin Smith es un buen actor, fue uno de los intocables de Brian De Palma, pero como director es bastante mediocre. Es efectivo a la hora de mostrar la acción, pero no le da el toque personal que podría haber hecho de esta película algo especial. Por otro lado, aunque la pésima carátula del DVD enfatice la presencia de Gene Simmons y Ozzy Osbourne, no dejan de ser simples cameos, aunque el de Ozzy es bastante divertido como predicador evangelista.

En definitiva, Muerte a 33 revoluciones por minuto es una modesta película de serie B pero resulta entretenida y curiosa, ideal para ver en compañía y con ánimo festivo. Grandes momentos y estúpidos momentos se dan de la mano para proporcionar hora y media de diversión ochentera.


4 comentarios:

Bisclavret dijo...

Pues debo decir que este post ha hecho algo de mella a mi honor, ya que no sabía que existiese el genero de la rocksploitation. Pero en cuanto me ponga una tirita me consolaré subrayando que yo vi en esta pelicula en el momento que había que verla, en los 80, calentita del videoclub. Sí que me entretuvo mucho, y hoy en dia parte de su valor es principalmente nostálgico, como bien dices, sobretodo porque me doy cuenta ahora de cosas que en su momento no percibía. Ahora reconozco a Gene Simmons y Ozzy Osbourne... pero sobretodo me admiro por una decada fantástica en que daba por sentado escenas como que un adolescente usara una aspiradora para recoger los restos calcinados del cadaver que un rockero de ultratumba acababa de extraer de la tele. Gracias por tener siempre un momento para la minoría

Raúl Calvo dijo...

De nada. La escena del aspirador es descojonante, como solo las hacían entonces.

Edward Peña dijo...

Estaba buscandola porque no recordaba el titulo y como dice el amigo yo también la vi en su momento y reconozco que no sabia que Gene Simmons y Ozzy Osbourne participaran en ella, gracias por publicar esta reseña, saludos...

Raúl Calvo dijo...

De nada. Espero que el reencuentro con esta peli sea satisfactorio.