-Somos huérfanas.
-¿Cómo "somos"? ¿Quiénes son "somos"?
-Mi hermana Myra y yo.
-¿Quieres decir que Dios hizo otra como tú?
-Dios no tuvo nada que ver con ello, querido.
Tiffany Bolling y Steve Sandor en Las hijas de Bonnie
Estrenada en 1973, Las hijas de Bonnie (Bonnie's Kids) de Arthur Marks se estrenó de forma independiente en los drive-ins y el circuito de las exploitation pero su trama y su espíritu está anclado en el cine negro y la novela criminal. Cuenta como después de que su padrastro intente violar a la joven Myra (Robin Mattson) es asesinado por la hermana mayor de ésta Ellie (Tiffany Bolling). Las dos huyen a casa del hermano rico de su difunta madre y el tío Ben (Scott Brady) está encantado de recibirlas. Lo que ellas no saben es que el tío Ben está metido en turbios negocios en los que ellas se verán complicadas con el robo de medio millón de dólares de la mafia.
Alargada es la sombra de James M. Cain en esta historia escrita y dirigida por Arthur Marks (y de hecho hay una referencia a Perdición (Double Indemnity, Billy Wilder, 1944) basada en una novela de Cain en la película). Al igual que en las novelas de Cain, la historia de las hermanas Myra y Ellie es una historia de perdedores: empezando por las hermanas protagonistas e incluyendo al pobre Larry, un detective que se ve mezclado en todo el asunto por la pareja de mafiosos que encarnan Alex Rocco y Timothy Brown que posiblemente inspiraron a Quentin Tarantino la pareja de mafiosos que encarnan John Travolta y Samuel L. Jackson en Pulp Fiction (1994). La trama, siendo como es una historia criminal, también tiene su dosis de traiciones y asesinatos. Aquí también se nota la influencia de Cain a la hora de ir desarrollando los elementos que pondrán la espada de Damocles sobre nuestros protagonistas.
Lo que hace destacar la historia de Marks sobre otras del mismo estilo es como hace avanzar la historia de las hermanas una vez estas se han separado. La trama de Ellie se convierte en una road movie cuando ella y Larry deciden robar el dinero y la trama de Myra se podría llamar "cómo se crea una femme fatale".
Aunque me acerqué a Bonnie's Kids como aficionado a la exploitation de los setenta (Marks dirigió varios títulos más adelante dentro de la blaxpoitation) resultó una placentera sorpresa encontrarme con una película de clásico regusto criminal con una gotas de exploitation. Un título imprescindible para aficionados al cine y la novela negra (como la de reciente publicación en nuestro país A la cara de Christa Faust), así como amantes de gemas setenteras.
Alargada es la sombra de James M. Cain en esta historia escrita y dirigida por Arthur Marks (y de hecho hay una referencia a Perdición (Double Indemnity, Billy Wilder, 1944) basada en una novela de Cain en la película). Al igual que en las novelas de Cain, la historia de las hermanas Myra y Ellie es una historia de perdedores: empezando por las hermanas protagonistas e incluyendo al pobre Larry, un detective que se ve mezclado en todo el asunto por la pareja de mafiosos que encarnan Alex Rocco y Timothy Brown que posiblemente inspiraron a Quentin Tarantino la pareja de mafiosos que encarnan John Travolta y Samuel L. Jackson en Pulp Fiction (1994). La trama, siendo como es una historia criminal, también tiene su dosis de traiciones y asesinatos. Aquí también se nota la influencia de Cain a la hora de ir desarrollando los elementos que pondrán la espada de Damocles sobre nuestros protagonistas.
Lo que hace destacar la historia de Marks sobre otras del mismo estilo es como hace avanzar la historia de las hermanas una vez estas se han separado. La trama de Ellie se convierte en una road movie cuando ella y Larry deciden robar el dinero y la trama de Myra se podría llamar "cómo se crea una femme fatale".
Aunque me acerqué a Bonnie's Kids como aficionado a la exploitation de los setenta (Marks dirigió varios títulos más adelante dentro de la blaxpoitation) resultó una placentera sorpresa encontrarme con una película de clásico regusto criminal con una gotas de exploitation. Un título imprescindible para aficionados al cine y la novela negra (como la de reciente publicación en nuestro país A la cara de Christa Faust), así como amantes de gemas setenteras.
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