7 feb 2010

Smoking Room


Filmada de forma independiente, financiada por los propios actores, Smoking Room retrata unos días en la oficina de una empresa, de la cual desconocemos a que se dedica, en los que se genera conflicto y malestar a partir de la petición de que se haga una "smoking room" para los trabajadores.

Cuando entramos en la película nos encontramos con toda una serie de personajes quemados. Tensos, estupidizados, las condiciones de trabajo en la oficina les hace acumular rencillas, envidias. Conversaciones banales cargadas de filosofia barata en torno a Alien Resurrección, organizaciones de partidos de fútbol donde todos quieren jugar en la misma posición, depresiones y neuras sentimentales van cargando el ambiente. La petición de la "smoking room" servirá de catalizador de muchas frustaciones, un santo grial, una lucha para reivindicar los derechos como trabajador y ser humano.
Actualmente hay empresas en Estados Unidos que hacen pasar a sus trabajadores por detectores de mentiras y test de drogas. Y hablo de empresas comunes. No sé si esta práctica llegará a nosotros, pero como todo acaba llegando mucho me temo que sí. Lo que añadirá una nueva iniquidad sobre los trabajadores. Pero dejando de lado los conflictos laborales, el trabajo en oficina también conlleva conflictos emocionales. Ya sea por los típicos rollos de oficina o por que le coges manía a alguien o alguien te la coge. Recuerdo estar trabajando en un sitio en el cual el aire acondicionado era continuamente motivo de disputa. Durante toda la mañana podías ver a gente levantándose y subiendo y bajando el aire acondicionado.

El estilo que utilizan Roger Gual y Julio D. Wallovits como directores y guionistas de la película es muy verité, fly on the wall que puede recordar a la serie The Office, con la que guarda no pocos puntos en común. Es un estilo pseudodocumental que ayuda a hacer más realistas los personajes. Será curioso ver como Wallovits cambia de estilo en la obra que estrenará en el teatro Poliorama. Las Listas es una obra muy alegórica que resulta diferente de sus anteriores trabajos basada en un libro de Umberto Eco.

Después de ver Smoking Room recomiendo leerse Entonces llegamos al final de Joshua Ferris, publicado por RBA, que retrata los últimos días de una agencia de publicidad en la que empiezan a despedir gente.

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