¡No hay Dios, Buddy! Y no hay cielo, ¿y sabes lo que me cabreó más? ¡Ni siquiera tenía unas p*t*s alas!
Mary Lou
¿Quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas? Mucha gente y tú el primero. Pero aquí tenemos una de las muchas excepciones a la regla: Hello Mary Lou (Hello Mary Lou: Prom Night II, Bruce Pittman, 1987), una producción canadiense más gratamente recordada que la película que se supone la inspiró. Es posible que el hecho de que la película empezara siendo un proyecto sin ninguna relación con Prom Night. Llamadas de terror (Prom Night, Paul Lynch, 1980) con el título de The Haunting of Hamilton High jugase a su favor para que acabara convirtiéndose en un clásico por si misma.
Estrenada al calor del éxito de La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978), Prom Night fue un tremendo éxito en su momento protagonizado por Jamie Lee Curtis y, no te lo pierdas, Leslie Nielsen. El tiempo pasó y cuando finalmente el productor Peter R. Simpson se decidió a hacer una tardía secuela de Prom Night la serie originada por Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, 1984) lo estaba petando en aquel momento. Esto hizo que se decidiera por un acercamiento más sobrenatural. Y como he dicho, se aprovechó el guión existente The Haunting of Hamilton High para rodar la película.
La historia arranca en 1957 y en el instituto Hamilton High se está celebrando la noche de graduación. Para hacer una historia larga corta, la fabulosa Mary Lou Maloney (Lisa Schrage) muere quemada. Saltamos treinta años y nos encontramos con la dulce y virginal Vicky Carpenter (Wendy Lyon), la cual acabará poseída por el espíritu de Mary Lou posibilitando que ésta vuelva a hacer de las suyas.
Esta película contiene dosis tan elevadas de diversión ochentera que cada vez que la veo se me encogen los calzoncillos. Bueno, por eso y por una escena que transcurre en el vestuario femenino. El director Bruce Pittman y el guionista Ron Oliver marcan el tono de diversión desde el principio con una escena en la cual Mary Lou incomoda a un cura en un confesionario. En la película abundan las referencias a los clásicos del terror como Carrie (Brian De Palma, 1976) o El Exorcista (The Exorcist, William Friedkin, 1973), no sólo mediante referencias en las escenas sino también a través de los apellidos de los personajes.
La película se ve beneficiada también por sus dosis de sordidez y mala leche. Por ejemplo, una alegre jovencita anuncia su embarazado y es asesinada casi al momento. Los asesinatos son imaginativos y el uso de efectos especiales prácticos y ópticos hace que todavía mantengan su encanto.
Con todo el gore, sexo y violencia gratuita que hicieron grandes a los ochenta, esta pequeña maravilla os proporcionará grandes momentos de placer servidos con desvergonzada actitud. Mary Lou volvió a aparecer en la regulera Prom Night III: The Last Kiss (Ron Oliver y Peter R. Simpson, 1990). La cuarta entrega, Prom Night IV: Deliver Us from Evil (Clay Borris, 1992), es un mediocre slasher sin Mary Lou y con un cura vejete asesino en su lugar.
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